Existen ocasiones en las que una persona que escribe necesita abandonar el trasiego de la vida urbanita y abrazar la paz, armonía y calidez del campo.
Desconectar de la rutina habitual, de los ruidos que asociamos con el estrés de la vida moderna y de los horarios artificiales que nuestra vida diaria nos ha encomendado, que poco o nada tienen que ver con los ritmos de la naturaleza, propician que la mente pueda abotargarse, esperando una inspiración que no llega si no es rompiendo con todo y construyendo una nueva rutina.
Por ello, muchos grandes escritores optan por irse a una cabaña, lejos del mundanal ruido, y comenzar allí una nueva vida, intermitente, hasta que por fin den a luz la tan ansiada obra que esperan. No siempre lo consiguen, eso seguro, pero todos los que aquí citamos salieron de esas cuatro paredes de madera con un trabajo que cambiaría su mundo y el de la historia de la literatura. Estos son siete mágicos lugares donde grandes escritores encontraron la inspiración.
Henry David Thoreau
En 1845, el poeta Ellery Channing le recomendó al literato Henry David Thoreau que se fuera al campo. En palabras estrictas: “Vete, construye una cabaña y comienza el gran proceso de devorarte a ti mismo, no veo otra alternativa ni otra esperanza para ti“, tal era el atasco creativo en el que se encontraba el escritor y filósofo estadounidense. Ni corto ni perezoso, Thoreau, el 4 de julio de 1845, se construyó el mismo una cabaña, con sus propias manos, junto al lago Walden, a 3 kilómetros de su casa en Concord, Massachusetts. La cabaña apenas tenía 14 metros cuadrados y de ahí salió su obra magna, ‘Walden’, donde Thoreau describe “su economía doméstica, sus experimentos en agricultura, sus visitantes y vecinos, las plantas y la vida salvaje“.
Virginia Woolf
“Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio.” Esta frase de la escritoria Virginia Woolf encierra uno de los mensajes feministas más furibundos de la época. Para que la mujer pudiese desarrollarse personal y profesionalmente, debía tener un espacio propio e independencia económica, dos elementos de los que dependía del hombre. Es por ello que la propia Woolf, con dificultades para poder concentrarse en su trabajo debido, sobre todo, a su bipolaridad, se refugió en una cabaña blanca al sur de Inglaterra. De entre esas paredes surgieron obras capitales como ‘Mrs. Dalloway’.
Roald Dahl
Uno de los mayores cuentistas de la historia también necesitaba de un refugio propio para poder rienda suelta a su poderosa e imaginativa voz. Esta vez se trataba de una pequeña vivienda que tenía en el jardín de su casa principal. Le tenía prohibida la entrada a cualquier persona a este pequeño habitáculo en el que escribió alguna de sus obras más aclamadas, como ‘James y el melocotón gigante, ‘Las brujas’, ‘Matilda’, ‘Relatos de lo inesperado’ o ‘Charlie y la fábrica de chocolate’.
Mark Twain
Uno de los escritores americanos más importantes de todos los tiempos daba vida a sus legendarias creaciones en una minúscula cabaña situada en la ladera de una montaña, con forma octogonal y rodeada de ventanales, que propiciaba que entrase la luz a cualquier hora del día. En una carta de Twain dirigida a William Dean Howells, amigo y escritor, fechada en 1874, describía así su pequeño refugio:
“Es el estudio más encantador que pudieras ver, octogonal con tejado de pico y cada una de sus caras cubierta por una generosa ventana… colgada en completo aislamiento en lo alto de una elevación que preside leguas de valle y ciudad y cordilleras en retirada de distantes colinas azules. Es un nido acogedor (…)”
Neil Gaiman
Uno de los escritores de fantasía más aclamados de la historia contemporanea es Neil Gaiman, creador de personajes inolvidables del cómic internacional como Sandman y de novelas como ‘Coraline’ o ‘Stardust’, que han sido llevadas a la gran pantalla. Gaiman da vida a sus peculiares personajes en una cabaña entre los árboles de su jardín, aunque más que una cabaña se trata de un gazebo. En esta peculiar vivienda, Neil Gaiman está a salvo de la tentación de conectarse a Internet, pues se encuentra situada justo en el lugar donde pierde la señal WiFi de su vivienda principal.
Dylan Thomas
Fue en el año 1949 cuando el legendario poeta Dylan Thomas se traslada a una pequeña casa en la costa de Gales y allí pasa los últimos cuatro años de su vida. Una vez en la casa, adapta un pequeño garaje para convertirlo en estudio de escritura, muy austero, con un escritorio frente a la ventana y una librería a la que acudir cuando estuviese falto de inspiración. El nuevo estudio estaba adornado con un cuadro de Modigliani y recortes de obras de Lord Byron, Walt Whitman o William Blake. Todo un santuario en el que Thomas creó, entre otras obras, su afamada radionovela para la BBC ‘Under Milk Wood’.
August Strindberg
August Strindberg fue uno de los escritores suecos más importantes de la historia, renovador del teatro de su país natal y precedente claro del próximo ‘teatro del absurdo‘. Además se interesó por otras artes como la pintura y la fotografía. La mayor parte de su trabajo lo realizó en una pequeña cabaña en la localidad de Kymmendö, ahora conocida como ‘la isla de Strindberg’.
Algunas cabañas idílicas más
Ian Fleming
Aquí escribió sus novelas de James Bond:
Ernest Hemingway
Un retiro en Florida donde escribió, entre otras novelas, “Tener y no tener”
George Orwell
En esta aislada casa en mitad de la campiña británica surgió “1984”
Road Dahl
También en una casita en la campiña creó su “Matilda” o “Charlie y la fábrica de chocolate”