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Todos los miércoles y viernes hay juegos creativos y retos de escritura. Publicamos aquí una selección de los trabajos surgidos cada semana.


#ViernesCReativo: Escribir una historia (15 líneas max) en la que ALGUIEN (o algo) NACE, ALGUIEN (o algo) MUERE y ALGUIEN (o algo) SE TRANSFORMA. Pero no son la misma persona -ni la misma cosa.

Texto con más “me gustas”

Marga LM Nació del silencio que ofrecía el insomnio, gestándolo cada noche, pariéndolo al cabo de un año. Letra tras letra pulió la historia, cuidándola en cada reglón, en cada párrafo, la lleno de imperfecciones haciéndola así perfecta. Cuando por fin vio su libro terminado, era su orgullo lo que relucía ante una salud deteriorada; ya no importaba que la muerte se lo llevará aquel día, tenía entre sus manos a su hijo envuelto en tapa dura. Nunca llegó a ver que su libro transformó la vida de todo el que lo leía, porque en él quedó plasmado todo su corazón.

Otros textos seleccionados

Carol Belasco El cambio llegó con su nacimiento: un huevo fue descubierto, oculto en lo más profundo de una gruta milenaria. Al principio era sólo una maravilla: un dragón vivo, volando, expulsando fuego de sus fauces. Luego empezaron las otras noticias: alguien que había apagado un fuego con sus manos desnudas, alguien que había detenido un coche con una palabra… El mundo se había transformado en un lugar de magia, el heraldo del cambio surcaba los cielos asombrándonos, la era de la Ciencia moría en cada vuelo, y la Magia lo impregnaba todo de nuevas posibilidades. Más dragones llegaron después, y también otros seres que se habían ocultado ante nuestras narices durante siglos: elfos, enanos, hadas, duendes y otros.Entonces estábamos demasiado maravillados para entender que era el principio de nuestro fin: los hombres dejaron de nacer, de los vientres humanos sólo surgían quimeras, sueños, pero ya no humanos. Estoy agonizando, en pocas horas moriré y conmigo morirá la humanidad. Somos hijos de la razón, no sobrevivimos en el ensueño.

Alicia Carrasco García Ya sin miedo se deshizo de la piel de leona que escondía su intenso tiritar.
Cuando llegó a la entrada de la cueva, pálida y febril, sin entender nada, encontró a sus pies aquella magnífica piel. Sin más la tomó como abrigo, su refugio. La incertidumbre se acrecentó mientras el frío atravesaba su piel hasta cristalizar en sus huesos, transformándose en un poder oscuro.
Al fondo la piedra filtraba un haz de luz blanca que parecía reflejar pequeños espejos en las paredes. Cerró los ojos, respiró desde su nuevo esqueleto y cuando volvió a abrirlos su destello dio luz a un mundo oculto tras los cristales.
Fue un cielo de estrellas floreciente el que la vio nacer entre las ascuas de la última hoguera. Sobre los restos de la reina leona nació Nalía, en la primera noche de luna negra, tal y como estaba escrito.
Durante 90 lunas sería el tiempo de las almas en espejo.

Manuel Jesús Segado-Uceda Aquellos dos sauces que daban paso al Bosque Antiguo, escondían una historia de amor truncado.
Dos jóvenes, de familias enfrentadas por una antigua maldición, se encontraban en secreto cada día en el jardín que antaño existía en aquel vetusto bosque. Sus padres, temerosos de que sus familias cayeran en desgracia por el maleficio, les advirtieron una última vez. Una semana separados fue demasiado para los dos enamorados, que decidieron encontrarse de nuevo, pasara lo que pasara. Al llegar a la entrada del bosque los pies de los jóvenes quedaron anclados al suelo. Y sus bocas selladas por una extraña fuerza. De espaldas y sin poder comunicarse, a los amados les botraron ramas, y de sus pies salieron poderosas raíces. Ambos murieron convirtiéndose en sauces. Y de sus llantos eternos nació el Arroyo Mayor, que sirve de límite entre la aldea y aquel bosque viejo.

Edith Bastos
La selva era su mundo, no conocía otra cosa.
Yasy (luna), indiecita guaraní, estaba prometida al hijo del cacique Tupá. Pero, hacía mucho tiempo había nacido en su corazón un sentimiento prohibido hacia Arasunú (trueno).
Se debatía entre el deber a su estirpe y su felicidad.
Una noche de luna llena, su amado la convenció de fugarse y forjar un destino juntos, adentrándose aún más en la selva.
Fueron muy felices y su descendencia formó una nueva tribu, el pueblo Mbyás Guaraní.
Su madre nunca se perdonó el no haber apoyado a su hija y lloró hasta morir.
Cuenta la leyenda que siguió llorando después de muerta y enterrada, socavando sus lágrimas la tierra bajo su tumba hasta abrirla formando grandes cascadas, hoy conocidas como las Cataratas del Iguazú, en las que se dice siguen corriendo sus lágrimas.

Bea Dm Mi prima era una gota de agua. Cuando nació tan sólo fue una lágrima en la mejilla de su madre. Al cumplir cinco años la llevaron a la reunión del caudal de invierno en la montaña azul, iba vestida con su traje de gala, lleno de transparencias y sonrisas, pero en realidad, en vez de entregarse al río se quedó estática sobre una roca porque el corazón del bosque había dejado de latir, fue una pena, porque un rayo de sol la adelgazó tanto que la convirtió en sal, por eso yo nunca le añado cloruro sódico a las comidas y tengo la tensión baja.

María Jesús Díez García Matías pasaba las páginas del último número del periódico para el que trabajaba. El papel crujía y la tinta le manchaba los dedos en un gesto que ya no repetiría, porque a partir de aquel día nacía la edición online del diario y desaparecía la versión impresa. “Internet killed the paper star”, pensó. Si no quería quedarse atrás, sus jefes ya le habían advertido de que más le valía reinventarse y adaptarse a los nuevos requerimientos: inmediatez, titulares rimbombantes… Algunos compañeros estaban indignados: “Lo único que importa es conseguir clics”, decían. Otros estaban encantados: “Podemos enriquecer las noticias con enlaces, multimedia, actualizaciones…”. Matías escuchaba a unos y otros y debía admitir que no tenía ningún argumento racional a favor del papel: llegaba tarde, era poco ecológico, incómodo de manejar y tiznaba las manos; y, aun así, que siguieran existiendo periódicos impresos le hacía sentir que el mundo seguía mereciendo la pena.

Monika Fikimiki Nació sin querer. El mundo era arisco entonces, la hora temprana, el sol vago. Intentaron reanimar a la madre pero decidió regalarle su último suspiro. Todo aquel acontecimiento cambió a Luís. Su cara,llena ahora de surcos y arrugas, era el espejo de aquella mañana. Perdió la voz y las ganas. Jamás perdonó a su hija, sin saber, que ella sería su salvación veinte años más tarde, en aquel transplante.

#RetoEscritura: En 25 palabras (máximo) escribe sobre un invento o descubrimiento que sale mal (homenaje a Mary Shelley) 

Texto con más “me gustas”

Glauka Kivara ¡Maldito el día que me dio por comercializar la felicidad! Fue un éxito: un mes después mi empresa quebró. La gente feliz no compra chorradas.
Ainnita Kirschlert Tras años de investigación, no tuvo más remedio que admitir la derrota. Ninguna ciencia es capaz de curar un corazón enamorado.
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Otros textos seleccionados

Omar Quesada Pérez Querían super-soldados y ahora tienen super-pacifistas. Los hay que se preguntan qué salió mal. Otros creen que fue todo un éxito. No se volverá a repetir.

Carol Belasco Años de investigación en busca del remedio para el insomnio supuso que ahora ya nadie necesita dormir, pero tampoco nadie sueña ya.
Yolanda Fraile Carreras La píldora sustitutiva de la comida…no triunfó. Nadie estaba dispuesto a renunciar a los placeres de un buen guiso.
Nidark Mecambié Despecie – Han inventado el capitalismo. Se basa en producir y crecer lo más rápido posible. Quien quiera trabajar podrá comprar de todo.
Dos siglos después…
Edith Bastos -Y la inteligencia, se la damos a los monos o a los delfines?- preguntó Poseidón.
– A los monos!- contestó Zeus
– Ok, pero a tu riesgo.
Charito Vela El viaje al pasado era un lujo. No debía tocar, ni cambiar nada. No pude contenerme, salvé a mi madre de morir. Ahora no sé quien soy.
Alicia Carrasco García Cualquiera podía generar energía sólo con caminar. El alto mando fue alertado, manipuló aquellos zapatos provocando una depresión creciente con cada paso. Ella moriría caminando.
Neo Zevlag Inventó la fórmula para su pérdida de memoria pero olvidó el lugar donde la había guardado en secreto.
Carmen Trujillo Amanda pensaba que Nani3000, la androide de última generación, era perfecta para cuidar de sus tres hijos. Hasta que se fugó con su marido.

#ViernesCreativo: Escribe un microrrelato o poema ambientado en una guerra. 

Texto con más “me gustas”

EN GUERRA

A fuerza de pasado
me he convertido en alguien sin futuro,
en el triste final de la tormenta,
en el huracán horrendo y frío,
en la tarde nublada,
en la sombra siniestra del olvido.

A fuerza de dolor
me han transformado en alguien que no he sido,
en ese ser sin luz y sin motivos,
el final de la sombra,
nacimiento del río,
la otra cara de la luna,
en el ocaso del sol
cuando empieza el frío.

No me pidas PAZ,
las heridas no me dejan,
no me permite el dolor
ser alguien nueva,
me quedé acurrucada en una piedra,
mientras, llegó el ocaso
y pasó la tormenta,
dejándome sin voz
vacía y seca.

No me pidas PAZ
si estoy en guerra…

Otros textos seleccionados

Ricardo Granda Vásquez Travesía mortal

La bala comenzó su corto trayecto lanzando un grito atroz, un estruendo doloroso provocado por el roce de su cuerpo duro con el cañón del arma. La boca de fuego la escupió con asco, expulsándola con todas sus fuerzas hacia el cráneo de un soldado desconocido. La consigna era matar.
Cruzó el aire a la velocidad de un pensamiento. Durante el recorrido vio a otras como ella venir en contra, y pudo percibir la misma sensación: esa impotencia de haber sido disparadas contra su voluntad, de ser víctimas del victimario entrenado para asesinar a otro hombre. La fuerza del odio la había impulsado con tanta fuerza fuera del arma que no podía detenerse, frenar el tiempo, caer en seco. Nació para morir matando.
Todo acabo en menos de un suspiro. Cuando se dio cuenta, ya estaba en aquel cráneo indefenso, rodeada de rojo intenso y mirando el sol a través del agujero. Triste, deprimida, se dejó morir.

Cristina Martinez Garcia

La guerra al final llegó
vino por ti y por mi
los fusiles disparaban sin cesar
las balas nos atravesaban con dolor
fuimos tejiendo artimañas
mi estrategia falló un día
y al final todo se hundió para siempre
mis amuletos, mis talismanes me dejaron en la estacada
y así perdí mi propia guerra
mi interior se perdió para siempre
y ahora estoy de locura permanente.

Ainnita Kirschlert Al principio, todo parece en calma. Pero igual que un corazón palpita intranquilo por el desastre inminente, el otro se retuerce, nervioso, buscando la disputa.
No pueden evitarla. No pueden huir de ella. Porque cuando la discusión estalla, no importa la edad, el sexo o la nacionalidad. Cuando estalla, sólo son dos bandos enfrentados que creen tener la razón.
Hay muchos finales posibles. Los mejores, si ambos frentes están dispuestos a firmar un contrato de paz, terminan con una disculpa, se sellan con un beso y, en el mejor de los casos, sexo de reconciliación.
Los demás, cierran puertas.

La guerra de los cielos

Se abrió la tierra y desde su interior
los demonios prepararon sus espadas vengadoras.
Y allí quedó, que desde el cielo,
Dios vio a su creación: el hombre
descender a los infiernos.
Y a poco más de un paso del borde
Al que fue su favorito.
Luzbel, que lanzando una mirada al cielo
montó en su caballo y dijo:
-Padre, ya he vuelto.

Edith Bastos Siempre fue su preferido. Bueno no es que me duela ya, pero debo reconocer que me dolió.
Me dolió cada vez que mi madre lo elegía, cada vez que lo alababa, cada vez que se llenaba la boca de elogios hacia ese hijo ; mientras yo, también hija suya, crecía sintiéndome invisible.
Hiciera lo que hiciera no lograba estar a la altura del hijo que parecía único, aunque yo existiera.
Ella ya no esta. Yo, ya la perdoné.
Pero nosotros dos seguimos esta guerra que no declaramos. Que sembrada como fue en nuestros subconscientes, nos vuelve incapaces de encontrar el camino para ponerle fin
Catalina Saavedra Está en lo alto de un cerro y al mirar a la derecha ve a un fotógrafo enfocándolo. En ese momento nota que algo frío entra en su pecho y sabe que va a morir. No suelta su fusil y ese instante en el que el guerrillero salta hacia la gloria, queda atrapado en el carrete de una de las máquinas fotográficas más famosas del mundo. Cuando por fín cae al suelo solo ve el cielo tan azul, tan cegador que al final cierra los ojos.
Heclist Ɓlǝŋco Haria y Halab se juraron amor eterno y huyeron para casarse en medio de la guerra. Nos dijeron que podían morir pero esa era la verdadera vida: amar a pesar de todo.

#ViernesCreativo: Escribe un microrrelato o poema que comience “Ya no lo quiero”. 

Texto con más “me gustas”

María Jesús Díez García -Ya no lo quiero -dije, soltando el tique de compra sobre el mostrador.
-Lo siento, no aceptamos devoluciones -respondió la dependienta-. ¿No leyó el contrato? Al adquirir su clon se comprometió a conservarlo y cuidarlo durante sus cinco años de vida.
-Pero habrá excepciones, ¿no?
-Lo lamento, señor. De todas formas, ¿por qué querría devolverlo? Todos los clientes que lo han comprado están encantados de tener una copia de sí mismos para hacer las tareas que menos les agradan.
Permanecí callado. Tenía razón, claro, pero lo que no había previsto era que tener un clon me permitiría ver mis defectos en toda su plenitud: mi egoísmo, mis salidas de tono, mis manías… Convivir conmigo mismo se me hacía insoportable.

Otros textos seleccionados

Salvador Caballero Calderon Ya no lo quiero. El aroma del miedo me resulta insoportable. No hay ya nada que decir. Pero al cerrar la ventana dibujaré un tiempo triste.

Maria Del Carmen Araque Ya no lo quiero. Ya no quiero los premios ni la fama. Ya no quiero que nadie me lea. No quiero que pregunten por mi vida o por quien soy en realidad. Yo solo quería escribir por diversión y quizás de vez en cuando desahogarme. Quiero volver a ser anónima. Era más fácil antes, nadie preguntaba, ni juzgaba y tenía esa emoción especial cuando solo él leía mis notas. Me corregía, reíamos, jugábamos con las palabras y solo necesitaba ver su rostro para saber cuánto le agradaba o no. Hoy él ya no está y todos leen mis libros. Pero nadie se da cuenta que yo lo daría todo por volver el tiempo atrás para que solo él me lea.

Romina Ramil ¡Ya no lo quiero! Como un niño que rechaza su medicina, cansado de ese sinsabor que aparte de amargo no le cura. Así me pide el corazón que rechace tus intentos. Y aunque ese primer regusto dulce quiera convencerme, el escozor de garganta me advierte que ya no hay hueco para tu nombre en mis entrañas, ni la sal de mis lágrimas empañará mi voz pronunciando tu nombre. Así que deja que me cure sola, lleva tus recursos remanidos adonde sirvan, porque yo ya no los quiero.

Carlos Padilla Ruiz – Ya no lo quiero – dijo y acto seguido colgó el teléfono con un suspiro.
Llevaba un año esperando un corazón compatible y en los últimos meses su estado había empeorado sensiblemente. Apenas podía respirar y notaba que su hora se aproximaba inexorablemente. Sin embargo nunca perdieron la esperanza. Su marido siempre fue optimista y estaba seguro de que llegaría ese ansiado corazón; el sabía como animarla. Y sin embargo ahora era él, el que descansaba en esa fría cama de hospital. Para siempre.
-Adiós – le susurró al oído – en seguida me reúno contigo.

Monika Fikimiki Ya no lo quiero. Me sobra, me pesa, me impacienta. Salgo a la luz sin cerrar los ojos. He visto mis sombras, las he acariciado, me sumergí en ellas. Ahora veo el camino y resplandece. Fue largo llegar a mi corazón, aprender a quererme. Ya no lo quiero, ni necesito. A pleno pulmón, ahora sí, me deshago del miedo. Me abro a la vida…

Ricardo Granda Vásquez

Ya no lo quiero
ni su piel de seda
ni sus ojos ajenos

Ya no lo quiero
ni sus frases dulces
espinas rotas en el viento

Ya no lo quiero
ni en la brisa de otoño
ni en su amor insincero

Ya no lo quiero
marcando mi paso
hiriendo mi aliento

Ya no lo quiero
como no quiere la tormenta
al sol en invierno

#RetoEscritura: Escribe una historia de fantasía épica en 10 palabras máximo. 

Texto con más “me gustas”

Carmen Trujillo Con su espada conquistó mundos y reinas. La llamaba Pluma.

Otros textos seleccionados

Jose Mira Y vi por momentos a la Gárgola llorarle al viento…
Carol Belasco El dragón venció a los caballeros y se coronó rey.
Fer Catz Sacó la espada del cuerpo del último enemigo. Entonces lloró.
Nidark Mecambié Despecie Exhalando su último aliento, mató al último dragón.
Esteban LV Nunca tuvo que salvar a la princesa, sino al dragón.
Fabiola Villacrés Rivera Y las estatuas de piedra cobraron vida derribando las murallas.
Verónica Lorite Toda criatura mágica fue convocada.
Todas fueron eliminadas.
Excepto una.
María Jesús Díez García Debía proteger al último mago vivo, no enamorarme de él.
Kathy Guerrero B Con el borrador del lápiz venció al dragón del cuento.

#ViernesCreativo: Escribe una historia inspirada en esta imagen. 

Texto con más “me gusta”: 

Viqui R. Gallardo Es un sueño recurrente, cada cierto tiempo y no sé muy bien porqué se repite. La veo allí, sentada en el suelo delante de mí, quieta, muy quieta, como un montón de ropa vieja olvidado en un rincón. No veo su cara porque está de espaldas a mí y mira hacia la inmensidad de un paisaje desierto, desolado, en el que uno se imagina el proceloso océano que lo ocupó hace miles de eones.
No parece respirar, pero cuando me acerco muy despacio, compruebo que sus hombros tiemblan ligeramente, no sé si por una leve risa o por un llanto contenido. A medida que acorto la distancia, empiezo a sentir un sordo terror, una angustia total; algo terriblemente malo rodea a esa mujer sentada en la áspera tierra. Siento la necesitad imperiosa de salir huyendo pero sigo adelante, sin pausa, lentamente, y extiendo mi mano hacia su hombro. El horror en ese momento es tan agudo como el grito de un ser indefenso a punto de morir.
En ese instante me despierto agitada y temblorosa. No estoy segura de si he gritado o no. No estoy segura de quién puede ser la mujer de mi sueño. No estoy segura de nada pero a veces pienso que, si volviera la cara, vería la mía propia en un futuro lejano.

Otros textos seleccionados: 

Silvia Favaro Brisa suave, casi imperceptible, acariciando la furia de un paisaje calmo.
A viva voz, grita el silencio, descaradamente.
Cielo despejado, para volar con la libertad que te dan las alas inventadas.
Llegar a la cima sin prisa y sin pasado, sin mochila, ni equipaje.
Me enfrenta la soledad, acompañado.
Me susurran las dudas de no encontrar lo que perdí.
Pero me quedo aquí, sin saber lo de mañana.
Me dejo atrapar por lo desconocido.
Bendigo el pasado, el de los sueños incumplidos y acepto este presente.
Se siente la paz, te cala los huesos, acá estoy y acá me quedo.

Alicia Carrasco García “No hay miedo, sólo horizonte”. No podía creer sus propias palabras, rebotaban en su cabeza mientras su pecho luchaba por recobrar el aire. Había dejado muy lejos su casa cuando consiguió la serenidad para detenerse.
En la mañana de aquel 16 de diciembre nada anunciaba fisuras en su cotidiano: el aire era frío y húmedo, el despertador sonó como siempre a las 7 en punto y las sábanas (una vez más) yacían en el suelo retorcidas en una suerte de espiral imposible que salía de su brazo izquierdo. Pero ese silencio…, ¿por qué no respiraba el café en su primera bocanada de aire?
“¿Mamá?” Desenredando el cuerpo de la cama, con el olfato agudizado, bajó las escaleras y no encontró a nadie. Tampoco en la calle. Silencio

Carmen Trujillo Dice Ahmed, mi jovencísimo guía, que antes este valle era un mar, que estaba lleno de vida. Hace millones de años de eso. Ahora solo queda arena, viento caliente y montañas de roca medio derruidas por la naturaleza fría y ardiente del desierto.
Ahmed sonríe cada vez que se dirige a mí. Aunque oculta su boca bajo el turbante, sus ojos guiñan brillos. Por eso lo sé. Creo que le turba hablar conmigo, y su gravedad al hacerlo contrasta vívamente con su mirada sonriente. Así que, procuro hablarle solo un poco más de lo imprescindible. Su español es infantil, rudimentario, pero se hace entender con gestos expresivos.
Cuando hemos llegado al acantilado me he quedado fascinada ante la inmensidad que se extendía ante nosotros. Entonces ha sido cuando me ha hablado sobre el antiguo mar. Luego, se ha tumbado en el suelo y ha pegado su oreja a la tierra, invitándome a hacer lo mismo.
– Tú escucha…escucha…
He hecho lo mismo que él. He cerrado los ojos y el rumor ha nacido de repente, desde el interior de la caldeada piedra. He escuchado sorprendida olas que rompían en una playa ignota.
Mientras Ahmed prepara el fuego, y algo de comer me he sentado al borde del precipicio. El polvo son ascuas en mi nariz. El aire hirviente me pesa en los pulmones al respirar. Pero no me importa. Soy una viajera. Donde otros sacan fotos y pasan de largo, yo me quedo quieta esperando.
Las voces resuenan en mi cabeza: “Aún sois jóvenes, aún os queda el amor, vendrán otros…”
¿Por qué no puedo apartar la vista? ¿Es esto todo lo que queda? ¿Es esto todo lo que hay?
Mi joven marido me quería, pero yo añoraba el llanto en la noche, las risas de encías y los ojos de agua pura y limpia. Estoy sola y nadie puede alcanzarme. Su amor no me toca.
Es curioso que el sol dador de vida en otras partes, aquí lo ha calcinado todo. Un mar se ha evaporado y con él toda la vida que contenía. Pero el mar persiste. En lo profundo de la tierra sigue batiendo olas contra una playa invisible.
¿Cuántos gritos pueden caber en este abismo? Ahora que sé como acaban todas las historias puedo volver a casa.

Irene Delpree Sentada, en paz. Viendo desde aquella montaña el abrupto paisaje, imaginó mil situaciones. Los ocres y los picos le trajeron a la mente innumerables golosinas. A lo lejos veía caramelos derritiéndose al sol. El turrón como volcanes listos para hacer erupción y la arena… ah, la arena, cual azúcar morena que con el viento se alejaba decorando el enorme pastel que tenía ante sus ojos.
“¡Tengo tanta hambre!”, pensó.

Carol Belasco Era una niña cuando todo empezó, ya soy una mujer: he visto el desierto avanzar y tragárselo todo, y el agua convertirse en algo más valioso que el oro.
Toda nuestra ropa ahora recoge el agua que no utilizamos, llevo en mi cuello, como todos, un pequeño tubo que acumula mi saliva: la humedad no debe desperdiciarse, el agua lo es todo, el agua es vida.
Estoy embarazada, pero no quiero traer otra criatura sedienta a este mundo, tampoco me siento capaz de decidir sobre su vida.
Me ha llevado toda la noche llegar hasta aquí, la arena arde bajo mis pies y el sol quema mis pupilas, ante mí puedo ver el pueblo donde nací, no queda más que roca, arena y viento, todo ha sido devorado por este polvo que ahora condena todo mañana.
Me aterra el porvenir, he visto como animales y personas han sido asesinadas por el agua de su carne, ¿Qué me espera sino la desolación calcinada que se extiende ante mí?
He caminado hasta aquí para unirme a mi pueblo, para caer sobre sus cenizas y despedirme del miedo, pero mi futuro hijo se mueve en mi interior. No lloro porque las lágrimas son ya un lujo prohibido, pero comprendo que no puedo robarle su oportunidad.
Me siento y contemplo mi pasado mientras llevo mi futuro en el vientre. Esperaré su llegada, y más tarde quizá, regresaré.

Beba Pihen Morir como la Tierra
Todo gris, reseco y enceguecedor. Polvo, piedras y duros reflejos. Ni una nube promisoria; ni una sombra. Te has sentado muy alto, dominando el vacío con tu decisión. Llegaste arriba casi a rastras; tu compañero ha quedado, despojo de guerra, en su tumba ignorada. Traes en el vientre a tu hijo huérfano y extranjero; esperas volver a tu antiguo paisaje de bosques y arroyos; anhelas reencontrar a tu gente, sus cantos, sus sabores, sus palabras; esa es la vida que quieres para el niño.
Te levantas, tambaleante, y buscas un trago de agua en el morral; pero la pequeña bota está vacía; ¿la ha roto un golpe contra las piedras?; ¿el calor evaporó el líquido?
Tal vez tu suerte sea morir en pocas horas, entre delirios felices, sin llegar a ver el paisaje de tus sueños; ese que ahora también es gris, reseco y vacío.

#RetoEscritura: Escribe en 10 palabras o menos sobre el tema: la culpa. 

Texto con más “me gusta”: 

Marga LM Doña Culpa apareció detrás de Don Hecho , siempre para molestar a la omnipresente Doña Conciencia , la cual buscaba para su tranquilidad al esquivo Don Perdón.

Otros textos seleccionados: 

Ainnita Kirschlert Crecieron y se olvidaron de Ella. La consumieron hasta su límite, y cuando quisieron rectificar, fue demasiado tarde.
La Tierra se estaba ahogando.

Yolanda Fraile Carreras (2) La culpa no fue del chachachá ni de los tequilas que nos bebimos apoyados en la barra, sino de las ganas acumuladas desde hacía tanto tiempo.

Jorge Cantero Lo peor de la culpa es la sensación de haber creado un agujero que se puede llenar, pero no reparar.

Viqui R. Gallardo Cuando menos me lo espero, se acerca sigilosamente y me da un toquecito en la espalda. Me susurra: No olvides nunca lo que hiciste.

Monika Fikimiki La eché de mi diccionario.
La culpa era una piedra encima de mi cabeza.
Imposible de escalar.
Ahora, desde mis sienes, fluye el amor.
Rosa Fernandez La culpa no tiene edad ni rostro, pero siempre está hambrienta.Por eso busca territorios , en los que habite un sentimiento que le sirva de alimento
Oswaldo Torres 1- El pecado original generaba cierta culpa en Evelia, pero nada podía apartarla de su lucrativo trabajo. El negocio de las manzanas acarameladas “Tentación” iba bien.

#ViernesCreativo: relatos encadenados (15 líneas máximo) ambientados en un lugar muy frío. 

Texto con más “me gusta”: 

Carol Belasco Muertos de miedo, contemplaron el paisaje helado.
Había comenzado como cualquier otro invierno pero éste no se fue, llegó la primavera y ningún árbol floreció, luego el verano y el agua era hielo y empezó el miedo. El otoño no supuso ninguna diferencia, y el nuevo invierno fue mucho más crudo.
Esa mañana de abril los pocos pájaros que se arriesgaban a salir de sus escondrijos, parecían igual de asustados que los humanos que miraban la nieve invadir su mundo.
—Ya no se irá, no hasta acabar con todos.— sollozó uno de ellos, en nombre de todos.
Y allí permanecieron, sin luchar contra el helado designio de la Naturaleza, permitiendo que el frio los tomase de su gélida mano camino de una orilla más cálida.
Monika Fikimiki -Hogar, mi hogar- esas palabras retumbaban en mi cabeza como abejas en una colmena: locas, testarudas, furiosas. Hacían más ruido que cualquier pensamiento, aunque sentía como, con inmensa rapidez, se congelaban antes de salir por la boca. Polonia era fría, era lejana, ahora era vaho y nieve. Yo estaba allí pero no encajaba ya. Hacía años la abandoné y, desde entonces, buscaba mi sitio. Fue años más tarde que logré entender dónde estaba mi hogar. Y no era en ninguna tierra, no tenía que ver con ladrillos o ventanas. Mi corazón, de puertas abiertas, me lo mostró.
Mar Suarez Redondo Mostró a todos lo bonito que resultaba colocarme sobre la chimenea sin saber -quiero pensar así- que para mí es el peor lugar del mundo. Tengo que ver cómo echan la leña y avivan el fuego de la chimenea para crear no sólo calor, sino también un ambiente cálido. En cada giro que me dan, las pequeñas bolas de nieve congelan un poco más la punta de mi zanahoria chafada. Intento reconfortarme con el calor que se va formando justo debajo de mí pero solo se calienta el cristal que me rodea. Lo tengo tan cerca… que casi puedo sentirlo… pero en cuánto deja de nevar y empieza a llegar el leve calor, una mano me agita y todo vuelve a comenzar…
María Jesús Díez García Noche tras noche acude puntual a la cita. Abre la puerta de mi casa, sin llamar, y yo la observo, oculto tras mis compañeros. Ella no puede verme, en este rincón helado donde reposo, pero quiero pensar que recuerda que existo, que vendrá a buscarme antes de que sea demasiado tarde. Daría mi vida por ella, y ella lo sabe, aunque sé que nunca lo valorará.
¡Atención, aquí está de nuevo! La puerta se abre y veo una cara desconocida. El extraño empieza a empujar a mis compañeros y se aproxima a mí. No, por favor, no quiero que me atrape, mi único consuelo era saber que sentiría las manos de mi amada calentando mi cuerpo por primera y última vez antes de morir…
-Oye, ¿sabes que al fondo del frigo hay un yogur a punto de caducar?
Nidark Mecambié Despecie Paso, es lo que debería haber dicho aquel día. Llevo una semana atrapado en esta grieta helada. Maldigo el momento que me dejé convencer.
– Vamos a pasear por el glaciar. Seguro que sacaremos fotografías fantásticas. – Dijo Carlos.
– No me parece buena idea. Te acompañé a Islandia para que hicieras fotos y a mí ni siquiera me gusta. – Dije.
– ¿A que no hay huevos?
Si, así fue como acabé cayendo a la grieta de un glaciar de nombre impronunciable a decenas de kilómetros del pueblo también impronunciable más cercano. Espero que nadie lea esto, porque si alguien lo está haciendo, es que al final acabaré como Carlos. Intenté dar la vuelta a su cuerpo, pero no fui capaz, murió con los ojos abiertos. No sé qué hacer, me abandonan las fuerzas. Mientras el hielo congela mi carne, su mirada hiela mi alma.

Otros textos seleccionados: 

#RetoEscritura: escribe una historia (10 palabras máximo) sobre un deseo incumplido. 

Texto con más “me gusta”: 

Karina Castillo Peinado El gato no vió el cristal que lo separaba de la mariposa
Otros textos seleccionados: 

Goblin Blanco Cuando rasgó el papel colorido, aparecieron aquellos calcetines odiosos.

Edith Bastos -Volveremos a intentarlo- dijiste. Y abandonamos la clínica abrazados.

Eloina Calvete Garcia Ella le pidió la luna, pero él no era astronauta

Kaplan George Nos ha faltado tiempo, nos ha sobrado miedo.
Lucia Paez ¿Sabes?, en el corazón de ella sigue ardiendo tu nombre.
Salvador Caballero Calderon Me quedé esperando un mundo civilizado.
Monika Fikimiki Se puso el vestido rojo pero le seguían viendo “hombre”.
Rosa Velazquez Soñaba un objeto amante no identificado posándose en su corazón.
Carmen García Imaginó un día tan perfecto que se olvidó de vivirlo.
Miranda Plisetsky Mi mente rebosa de demonios que desean nacer como letras.
Rocio Belen Soñé la libertad, pero estoy tan quieta….
Jennifer Girol Las cosas de mi vida perdieron el tren del tiempo.
Carmen García Cuando quise mirar la luna ya había salido el sol.
Cristi Alonso Quiso remendar su corazón, pero se le rompió la aguja.
José LG Después de toda su lucha, le tocó vivir el invierno.

#ViernesCreativo: escribe una historia protagonizada por una princesa atípica. 

Texto con más “me gusta”: 

Yolanda Fraile Carreras Y la princesa de los sueños apagó la luz. Como cada noche, después de darme un beso, mi madre salía de puntillas de la habitación procurando no hacer ruido para no despertarme. Su vaporoso vestido no era otra cosa que un viejo camisón desgastado por las lavadas, que al trasluz de la lámpara del pasillo, dejaba ver su contorno perfectamente. Su corona no brillaba, la formaban unos rulos que colocaba estratégicamente en su cabello para darle volumen a esa espesa melena rubia que no era capaz de domar. Parecía un ser etéreo agarrada a la puerta, con la mitad de su cuerpo dentro de mi cuarto y la otra mitad en el pasillo. “Buenas noches mi amor, ten dulces sueños que yo cuidaré de ellos”. Y cerraba la puerta de manera sigilosa dejándome a solas con la oscuridad.

Otros textos seleccionados: 

Catalina Saavedra

Leia saca , como todos los años ,el garbanzo que el veintiocho de diciembre siempre le esconden entre los quince colchones que tiene en su descomunal cama.
Cuando se levanta se sienta enfrente del tocador y cepilla su melena negra una y otra vez , luego la divide en dos mitades casi perfectas y con una gran destreza empieza a enroscar el cabello hasta formar un rodete que sujeta con horquillas invisibles, con el resto del pelo hace lo mismo .

Abre el armario y descuelga una sencilla túnica blanca de mangas acampanadas. Un vistazo al espejo le da seguridad.

Abandona con sigilo el palacio. Una vez dentro del coche pone rumbo a los estudios para hacer el casting de princesa para la película de La guerra de las Galaxias.

Norma Tapia

Sabía que ella podía rescatarlo del dragón, liberarlo, salvarlo y ¿por qué no?, después… seducirlo. Para una princesa decidida, no hay imposibles.

Ainnita Kirschlert —No volveré a enamorarme —dijo la princesa tras la fatídica noche de bodas en la que el príncipe le confesó que era homosexual y solo se había casado con ella para acallar rumores.
Cambió los zapatos de cristal por una cómodas botas, y salió del castillo dispuesta a encontrar el amor y no buscarlo, fuera de los cuentos.

Jennifer Girol La princesa de los perfumes era tan aficionada a los perfumes, que cada una de las habitaciones de su palacio estaba impregnada de cada uno de sus aromas favoritos.
Un día de lluvia, una de sus doncellas dejó abierta, por error, la ventana de uno de sus aposentos, dejando escapar así su delicado aroma. Cuando la princesa se dio cuenta, muy enfadada, despidió a la doncella y lloró, asomada a la ventana, la pérdida de uno de sus mejores olores. Sin embargo, algo inesperado calmó el llanto de la princesa. Su delicado olfato le enseñó el olor fresco de la tierra mojada y aquel aroma natural que procedía de las hojas de los árboles. La princesa se enamoró de las fragancias de la naturaleza.
Mandó llamar a la doncella despedida y le ordenó que abriera todas las ventanas de palacio.

Rosa Fernandez Hace tiempo que en su casa las cosas no iban bien, la maldita crisis.Pero a María no le importaba vestirse con la ropa de su hermana, no poder comprar unos tenis con lucecitas o aquella mochila de Frozen para ir al colegio.A sus nueve años era una niña muy especial.Había algo en ella que se desprendía de su mirada, de sus gestos.Algo que los demás percibían y que hacía que inusualmente, fuera tratada como alguien más mayor.Un aire innato, quizás heredado de la lucha de sus antepasados, la rodeaba.No, no era soberbia, era dignidad. En el barrio le llamaban princesa

#RetoEscritura: escribe en 10 palabras máximo una historia con un final sorprendente. 

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Laura dijo:
-Sí, quiero- emocionada.
Pero Mateo besó al cura.
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Pidió al cura la hostia… Dedos marcados y cara inflamada.

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Edgard Paredes Ch Jesucristo descendió del cielo… Muy tarde. Ya no existían humanos.

Esther Martínez Córdoba Con la peor de las noticias sentí el primer comienzo.

Anita Power Acostada por fin con mi novio, cerré suavemente su ataúd.

Carmen Martagón Enrique Aprobaron la nueva Ley 2020/internacional: “El mundo no tendrá fronteras…”

Erika Sky Walker Apareció en China; ahora un mago busca edecán para show

#ViernesCreativo:  Escribir en un microrrelato una cena de Navidad en la que ocurre algo muy inusual.

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Carol Belasco

Más allá del país del hielo vive una dama siempre de negro que suspira por el regreso de su compañero. Cada nochebuena, éste la abandona para recorrer el mundo siguiendo una tarea ancestral, y ella espera al anciano de larga barba blanca vestido del verde de las hojas en primavera. La larga noche que los separa ella se viste de noche estrellada y prepara los más exquisitos manjares, se sienta a la vieja mesa de roble y recibe a sus invitados: La anciana Nieve siempre distante, los vientos del Este, el Oeste y el Sur, tan agitados como es su costumbre y su hermano Norte, que siempre llega más tarde, y, por último, renqueante y molesto, su vecino Hielo. La cena es siempre silenciosa, pues ella siempre lo añora y sus invitados son poco locuaces. Pero esa noche algo es distinto, y su amado regresa temprano. Ella lo acoge feliz a pesar de la congoja que lee en su rostro:
—Ya no creen en mí. — Le explica él desolado.

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Catalina Saavedra Está sola, calva por la quimioterapia. La madre su único apoyo esiró hace una semana y su hija le acaba de mandar una postal desde la càrcel de Picasent. Se levanta y con los ojos humedecidos arranca diciembre del calendario. Nochebuena . A las nueve busca un canal en inglés y saca una caja de roscos de vino.

A las once decide tomar el triple de medicación. Acurrucadita en la cama como un gorrión siente que por fín va a tener una nochebuena.

Jennifer Girol Cuando mamá nos convocó a todos en nochebuena estuve a punto de inventarme una excusa para no ir, pero me pudo más su buena fe. Los reveses entre matrimonios, padres e hijos y alguna que otra nuera, eran la tónica de cada navidad.
Las tres conversaciones de la mesa de aquella noche se prometían bombas de relojería capaces de estallar en cualquier momento.¡¡Boom!! y me vería en medio de una manada revuelta entre gritos, huidas y ceños fruncidos… pero no. Los diálogos afilados tenían respuestas extrañamente comprensivas.
Mamá se levantó de la mesa para ir a la cocina a por el postre. Yo fui tras ella.
– Mamá, ¿qué pasa aquí? ¿qué has hecho para que no discutan?
– Les dije que o se comportaban o no verían ni un céntimo de mi décimo de lotería premiado.
– Pero si tú no juegas…
Mamá me guiñó un ojo mientras salía de la cocina con la bandeja de turrones. 

Eloina Calvete Garcia Charles y su familia se apiñaban alrededor de una mesa habilitada por los carceleros en la celda de su padre; por aquel tiempo, la ley inglesa permitía a algunos presos compartir la cena de Nochebuena. Todo transcurría con aparente normalidad cuando comenzaron a escucharse unos tristes lamentos; John, el padre de Charles, inició entonces un relato, la historia de aquel infeliz que lanzaba lastimeros quejidos invocando la misericordia divina. Una misericordia que él jamás practicó mientras ejerció de prestamista. Le atormentaban los espectros de aquellas personas cuya desgracia propició, desfilaban ante él como fantasmales sombras. La profunda impresión que causó en Charles el relato de su padre se transformó, pasados los años, en un hermoso cuento, “Canción de Navidad”. Pocos saben que Ebenezer Scrooge, el mezquino personaje creado por Charles Dickens, comenzó a gestarse aquella noche, durante una extraña y carcelaria cena de Navidad.

Yolanda Fraile Carreras Cuando Patricia llegó a la casa de sus suegros no imaginaba que aquella cena sería tan…¿diferente?. Las lentejuelas del vestido de fiesta no estaban pensadas para lo que aquella velada le iba a deparar. Era la primera noche de fin de año que cenaba con los Velasco y aún no conocía las costumbres de su familia política. Si alguien le hubiese contado que la tradición era cenar con los ojos vendados y alimentar al comensal que se sentaba en frente, habría dejado el Carolina Herrera en el vestidor y se habría enfundado un traje de neopreno como el que vio en el cuerpo de su cuñado, cuando este le abrió la puerta.

Sandra Molins Barceló Supongamos por un momento que todo esto no es real.
Bien. Si fuera así, podría explicar muchas cosas de esta noche. La reunión failiar cenando pavo sería muy normal… si el pavo no tuviese colmillos y lanzase fuego por la boca cual dragón enano. La tía abuela Julia parece un poco rara, seca y distante, pero claro, lleva muerta al menos veinte años, puedo perdonárselo. Pero que la verruga sobre la ceja de mi madre, sea la que hable no lo veo bien, porque no para de soltar tacos.
En fin. Si doy por supuesto que todo esto está mal, debería tomarme la pastilla que me recomendó el médico. Aunque este hecho restaría diversión a la situación.
– ¿Más pavo?- preguntó mi padre desde su trono blanco.
-Sí, por favor.

Nidark Mecambié Despecie – Dios proveerá. – Dijo mi padre.
– Que provea ya, llevamos tres días sin comer bocado. – Dije con la misma furia con la que mi estómago rugía.
Esa tarde se fue a cazar, decidido a traer una buena cena que nos permitiera sobrevivir al mortal frío de esas fechas.
En el más puro de los secretos, llegó a casa y sin mediar palabra se fue a la cocina con un capazo lleno de carne deshuesada y de las alas más grandes y preciosas que había visto jamás. No quiso que nadie le ayudara, pensé que era porque estaba orgulloso de haber dado caza a semejante ave. El olor que provenía de la cocina hizo que a toda la familia se nos hiciera la boca agua.
Ya saciados, mi padre me pidió ayuda. Fuimos hacia una pequeña arboleda cerca de un pesebre donde acababa de nacer el hijo del carpintero. Allí se encontraba un cuerpo inerte con marcas de desgarros a la altura de los omoplatos y una flecha clavada.
– Padre… ¿Qué hiciste? – Pregunté horrorizado,
– No supe que era cuando disparé. Dios proveerá. – Dijo cayéndole lágrimas por las mejillas.


#ViernesCreativo: Escribir un microrrelato que tenga lugar en una prisión.

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Pedro De La Rosa Rodríguez Nadie sabe más de prisiones que yo. No hay quien las sufra tanto. Ni esté en ella con un juicio inexistente, incluso que haya tenido la condena sin necesidad de haber cometido el delito. Sabiendo que no habrá redención, ni revisión de la pena por buena conducta. Soy un reo sin pecado, sin derecho a expiación. Estoy en mi particular corredor de la muerte. Mi cuerpo ha sido condenado a fallecer en vida. La cruel paradoja es que mi mente es una de las más brillantes de la humanidad actual. Soy una eminencia obligada a subsistir en una prisión sin barrotes. Solo puedo evadirme de esta cárcel cuando me concentro en mis dos pasiones. Una, es el cosmos al que sobre mi telescopio y mis cálculos domino como un taxista controla las calles más recónditas de su ciudad. Cosmos infinito, que sin embargo, se me hace pequeño y ya no me llena. Por culpa de mi segunda pasión, oculta en inconfesable. Tú, mi asistenta; leal, servicial, atenta. Tú, la mejor creación de este imperfecto y quebradizo agujero sideral. Daría todo mi intelecto y las respuestas a todas las incertidumbres, por liberarme un instante de la prisión a la que esta silla me tiene postrado, y sentir el roce de tu mejilla.
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Lali Fuentes Me condenaron en Estados Unidos a cadena perpetua, allá por 1960, por siete crímenes que jamás cometí, pero nadie me creyó, ni tan siquiera mi familia. El asesino en serie del abecedario me llamaron, pues al lado de cada cuerpo apareció una letra marcada en el suelo. De la “a” hasta la “g”, cesaron las letras tras mi encierro. Abandonado entre rejas forasteras y sin pruebas concluyentes, un día apareció la letra “h”, 40 años después. Se reabrió mi caso y por pruebas de adn determinaron que era inocente. ¡Qué pena que hubiera fallecido días antes en la soledad de mi celda! Ahora sería libre… ¿o no?

Juan José Santana Bernabeu Las mismas rejas que aborrecía, son las que ahora me mantienen vivo. Un batiburrillo de rostros putrefactos se apretujan contra ellas tratando de alcanzarme.Presos, vigilantes y cuidadores, todos muertos, todos reanimados, incansables e implacables. Aunque no los mire, sus gruñidos, gemidos y golpes, me recuerdan que están ahí.Han pasado días desde los primeros disparos y horas desde que se fue la luz.Ya me queda poca agua en la taza del váter y mi estómago es un coro que me recuerda que no tengo comida, ni escapatoria. Una idea me ronda la cabeza desde esta mañana: una última solución antes de convertirme en una de esas cosas. Deseadme suerte. (Nota encontrada junto a un cuerpo no reanimado, tras la liberación de la cárcel de Font Calent)

Alberto Postacchini Mi cárcel Argentina: 1977. Casi adolescentes llevábamos alimentos a los habitantes de un asentamiento: “La villa 31”. El riesgo era grande; el cura, insistía en que “la vida servía solo para servir”. Nora y yo nos enamoramos perdidamente, al punto de sentirnos unidos, no solo por nuestros cuerpos y almas, por las convicciones, por el fruto de nuestro amor que ella llevaba en su vientre. En la “Villa”, sin aviso, nos apresaron las fuerzas de seguridad. “Desaparecidos”.
Nos separaron. En ese momento comenzó nuestro suplicio. Fuimos humillados; desnudos, caminábamos sin ver, sin saber quién era nuestro vecino; con meticulosa precisión, nos “invitaban” al cuarto obscuro. Mientras me hundían la cabeza en la letrina, solo pensaba en ella; embarazada, la brutalidad con que los hijos de puta se ensañaban en sus genitales, para que nuestro niño supiera que no éramos buenas personas, que el mundo es una porquería.
Me enteré del nacimiento de Gregorio, así lo llamaríamos, por una enfermera, que me asistió, cuando me arrancaron los testículos. Ella me dijo que el bebe se salvó, lo entregaron en adopción. Le pregunté por Nora. Su silencio fue elocuente. Deseé la muerte mil noches con sus días, nunca llegó. Ahora, libre su memoria, la de mi hijo son mi castigo, mi cárcel eterna.

Carmen Trujillo “…Mi nombre es Eric, el bravo. Mi familia está lejos, pero si sigues la estrella del norte llegarás a sus costas. Hay una roca enorme con la forma de un oso. Bajo ella está mi pueblo.

Extraño, si logras llevar este mensaje diles que los hombres de metal me tienen prisionero en la isla del hielo. Mi padre sabrá que hacer. Soy hijo de un rey. Él te recompensará. Fui capturado y mi familia debe creer que he muerto. El barco fue hundido por la nave voladora. Logré aferrarme al palo de mesana. Todos murieron ahogados.

Los hombres de metal me cogieron y me encerraron en esta prisión. Los hombres de metal no son gente. Tienen a más personas encerradas en pequeñas celdas transparentes. No tienen barrotes, pero aunque intentes salir rompiendo esa pared invisible, lo único que consigues es un buen dolor de cabeza. T

ú, extraño que has venido de otro tiempo, diles como han de vencerles. Ve y dile a mi padre lo que me has contado. El te creerá. Dile que su hijo, el que solo teme una cosa, te envía…”

El arqueólogo enrolló el pergamino, se quedó dudando, y finalmente lo puso con otros, en el montón de folklore y mitos antiguos.

#RetoEscritura: Escribir el diálogo de esta pareja en 25 palabras o menos.

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Alicia Ocha – Y… ¡corten!
– Diego, super “cool” esa mirada perdida. Elena, fascinante como siempre. Chicos, estos vaqueros se van a vender como churros. ¡Última toma!
Monika Fikimiki -Entre tanta verdura nos olvidamos de la verdad.
-No te entiendo.
-Que lo que más me gusta es el pepino.
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—Si no lo quieres no lo tendremos.
Vio que él suspiraba algo aliviado.
—Puede que sea lo mejor.
A ella se le escapó una lágrima.
– ¿Está todo listo?
– Sí, no hay vuelta atrás.
– Perfecto, y…¿Cuándo comienza la invasión?
– En este preciso momento.
– No quiero que vivas con amargura, aun se puede vivir con esta noticia.
– Sí, tenemos que ir al médico o… – Se escuchó un suspiro finalmente.

#ViernesCreativo: Escribir un microrrelato en el que un personaje viaje en el tiempo.

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Ricardo Manzanaro Arana Paradoja Temporal
A Carlos siempre le habían fascinado las paradojas temporales. Completamente desquiciado, probó consigo mismo el experimento, mediante una novedosa técnica. Viajó al pasado, mató a su padre de crío, regresó al futuro y… Todo igual. Ningún cambio. Volvió al pasado un poco antes, y volvió a matar a su padre. En el futuro todo siguió igual.
Tras decenas de pruebas con idéntico resultado, Carlos descubrió el porqué de la anomalía: aquel no era su padre. Era hijo de otro.

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Nidark Mecambié Despecie
Una tarde tocaron al timbre de mi casa. Abrí la puerta y, un hombre anciano de baja estatura y ojos rasgados, me dio las gracias por haber salvado a su pueblo cuando solo era un niño. Le seguí la corriente pensando que estaba loco y seguí a mis cosas.
Una semana más tarde me llamaron de la base. El experimento secreto que estaban desarrollando esos extraños científicos iba a ser probado. Eramos cuatro soldados los encargados de ser los primeros conejillos de indias.
Cuando nos colocamos en la plataforma, el monitor mostraba una fecha, el 19 de febrero de 1945, localización Iwo Jima. Perfecto… Sin presiones.
Carol Belasco El reloj era el orgullo de su familia. De donde procedía había sido el secreto de su bisabuela, secreto que estaba a punto de desvelar. La puerta lucía como si el tejido de la realidad se hubiera resquebrajado para mostrar una densa oscuridad. Se armó de valor y extendió su mano a través del pliegue, no notó ninguna diferencia, excepto un hormigueo que quizá respondía a los nervios. Sin permitirse más dudas, saltó a través del portal. Al otro lado le recibió el agua helada de la bahía, comprendió demasiado tarde que en algún momento del pasado habían desplazado la orilla, robando terreno al mar, mar que ahora la cubría. Mientras luchaba por su vida, maldijo la curiosidad sobre el reloj que ahora le parecía maligno en su muñeca. Intentó alcanzar el portal de nuevo sin éxito y con su último aliento se quitó la exquisita pieza de orfebrería y la lanzó todo lo lejos que pudo.
Meses después su bisabuela tropezaría maravillada con el reloj en el interior de un pez.
#RetoEscritura: Esta es Tina (la de la foto). ¿Qué está pensando? Cuenta sus historia en 10 palabras o menos.

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Monika Fikimiki Cuando pille a la peluquera, verá que también sé cortar.
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Atticus Coltrane …y aunque solo miro a medias, veo en tu corazón.

Esther Martínez Córdoba Si mi mirada da miedo…espera a conocer mi historia.

Yess M Torres Tina, tienes que crecer. El mundo de muñecas es otro.

José García Gómez Me miró como se mira al tirano, pero sin miedo.

Rafael Romero Rincón Esta mirada también fue tuya pero no quieres recordarla.

Sandra Trujillo González Aunque todos cerréis los ojos, sigo existiendo.

Rosa Velazquez Hay miradas sentenciadas antes de nacer. Han visto derrumbarse todo.

María José Garrido Herrera – Por favor, llévame lejos. Donde pueda ser una niña.

Mauricio Hernandez -No temas. Sé matar con delicadeza.

 


#ViernesCreativo: Escribe un microrrelato o poema en el que aparezca nieve, un diccionario y una ciudad lejana.

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Yolanda Fraile Carreras El diccionario descansaba sobre el escritorio de Julia mientras la nieve cubría su bicicleta en el patio posterior de la casa. Tres años de silencio y todo seguía intacto. Sus libros, su ropa, su cuarto. Nada había cambiado excepto la esperanza de volver a verla. Miles de llamadas indicando lugares donde creían haberla visto, y ninguna pista nueva con la que mantener la ilusión. Aquella llamada que la situaba en una ciudad lejana de Hungria, era la última información de la que disponían para encontar a la niña que buscaba palabras raras en un diccionario de tapas doradas.Me gusta ·10

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Salvador Caballero Calderon Las palabras aguardan sobre la mesa. He de encender el brasero con el carbón de mi vida. En la ventana, el invierno derrama los blancos copos de mis recuerdos. Hay nuevas luces en el horizonte. Pero el rumor de la navidad urbana en mis años de olvido , se diluye. Hoy volveré a llorar lágrimas frías sobre las hojas del libro que jamás pude entender.
Julio 
Había nieve. Cruzaste justo al portal del no sé cuándo. Dijiste algo respecto al sitio en el que ahora vivías. Al amanecer, repitiendo ese nombre, lo busqué en el diccionario. Era una ciudad que no existía. Y lloré tu ausencia hasta una próxima vida.

Eloina Calvete Garcia  En el monasterio de Sera un anciano monje concluye sus plegarias contemplando las nevadas cimas del Himalaya; acaba de recibir un correo desde Lhasa, la capital tibetana. El nuevo lama pronto llegará y tiene que completar los preparativos del recibimiento. Aser, la joven reencarnación de Yosé, viaja desde la lejana España para instruirse en el antiguo templo. Las enseñanzas de Siddarta, las verdades de la ancestral religión budista pronto le serán reveladas. Queda por resolver la cuestión del idioma, aunque, de momento, en la pequeña celda que le tienen reservada, le han colocado, junto al hábito color naranja, un curioso diccionario Tibetano-Español.

Escribí un diccionario sobre la nieve mojada por la lluvia.
escondí el secreto de la alquimia
a simple vista
para que no fuese encontrado.
Corregí las palabras del mismo
para llevarlas a mi propio Shangri-La
lo más lejos de tu propio nombre.

Grabé con fuego mis últimas voluntades
y desplegando mi trineo sobre la piel de la tierra
inicié el viaje final.

Glauka Kivara ¡Llegué! Salgo de la estación ansiosa de aire fresco, y la noche me recibe. Camino por calles sombrías sin rumbo, con sólo una pequeña mochila a mi espalda.
En una callejuela de maravilloso olor compro una pizza entera por sólo dos euros. Está deliciosa.
Grupos de jóvenes pasan por mi lado: ríen, felices, relajados.
Sigo vagando hasta encontrar una heladería: tengo suerte, hay helado de nueces.
Cuando salgo con mi enorme cucurucho, empiezan a caer copos de nieve: brillan medio segundo en mi jersey antes de convertirse en pequeñas humedades en la lana.
Las luces empiezan a apagarse, los jóvenes se apresuran a sus fiestas o a sus casas. Yo saco el diccionario.
Escojo tres palabras: Refugio. Seguro. Cálido. Las pronuncio en voz alta, con los ojos cerrados.
Abro los ojos: frente a mí, un hombre de mirada verde y sonrisa infinita.
Yo también sonrío: mi diccionario funciona cada vez mejor.

Amparín Valencia Dejó un grueso diccionario en el suelo, seguidamente subió sobre él y entregó un suave beso a aquella provocativa boca que llegó de una tierra lejana.
Primero, labios fríos como la nieve, minutos más tarde, ardientes como fuego.

Carol Belasco Procedían de más allá de las tierras baldías, donde la nieve nunca caía, y de mucho más lejos que las míticas tribus oscuras. De una ciudad tan lejana que no se conservaba recuerdo de ella en ningún mapa antiguo. Pero permanecían en la memoria: de anciano a anciano, se conservaba el recuerdo de aquel pueblo inmerso en su ardua y vieja labor. Cuando habían empezado con ella se perdia en el tiempo, parecían haber estado siempre allí: Recolectando sabiduría como otros los frutos del árbol; Completando su diccionario.Algún dia cada cosa que existía, viva o muerta, hallaría su entrada en éste,y el mundo sería al fin algo aprehensible. Por ello les dejaban pasar cuando llegaban a las puertas de una ciudad, con sus mantos rojos y sus miradas extrañas, y les ayudaban en su labor, satisfechos de ver cómo lo que amaban se convertía en letra, para ser conservado, y recordado, para siempre.

Oswaldo Torres El capitán del barco llevaba siempre consigo el diccionario. Entre otras mercancías, transportábamos una carga de diccionarios de muchos tipos, y uno de los comerciantes le había obsequiado la edición especial de uno bilingüe español-inglés. Al parecer, el capitán estaba obsesionado con una palabra o dos. Era la impresión que nos daba desde el agujero por donde lo mirábamos a escondidas cuando nos pasaba cerca; como polizones debíamos escondernos, pero también queríamos averiguar a qué ciudad lejana nos dirigíamos. Comenzamos a ver nieve y uno de nosotros dijo estar seguro de que nos dirigíamos a Anchorage, la ciudad más poblada de Alaska. Inmediatamente alguien susurró una pregunta: «¿qué idioma se habla allí?», y el mismo compañero que había mencionado la ciudad le respondió «creo que inglés». A los días de no adivinar las dos palabras del capitán, ya habíamos confirmado que se trataba de dos y que intentaba pronunciarlas en inglés, empezamos a hacer apuestas sobre cuáles serían. Pasaron semanas y una noche divisamos luces a lo lejos, luces de ciudad. Calculábamos si nos faltarían uno o dos días para llegar, cuando esta vez el capitán pasó más cerca de nosotros pronunciando las dos palabras a oídos de todos. Las palabras «policía» y «polizón» salieron de su boca con su respectiva pronunciación en un perfecto inglés, y con el aliento más gélido que habíamos visto.

Monika Fikimiki No hay nada comparable al silencio de la nieve.
Cuando busco paz, me imagino en aquella ciudad, lejana ahora, antes mía.
Los copos, cuando caen, producen una sensación de armonía que acaba en amor.
Yo, pequeña, con la nariz pegada a la ventana.
Yo, más pequeña, atrapando la nieve en la lengua.
Lengua que no conoce diccionario, que busca el frío, para calentar el corazón.

Luis A González P ¿Cómo describir la blanca nieve en el diccionario de los primitivos Dogon? En el África profunda, de los acantilados de Bandiagara, entre cultivos de cebolla, mijo y sorgo al son de sus halagos a Lebe, su deidad de la fertilidad, poco sabía este pueblo del frío y pálido manto de las sagradas cumbres. Pero la editorial quería un diccionario con la palabra “nieve” para el país Dogon…
Y el escritor haría todo lo posible por lograrlo

Laura Esteban Parece que el horizonte tiene los bordes redondeados. Esta extraña percepción le circula a Cris por la cabeza. No sabe por qué pero el plano espacial, a veces, se inclina y debe anclarse bien al suelo para no caer. Consigue colocar su bandolera, como contrapeso, guardando el equilibrio. Es bueno comprobar que el diccionario de uzbeko, en su interior, le sirve para algo más que para ampliar vocabulario. Su espíritu aventurero no tiene fin y tira de ella como un imán. Así pone rumbo hacia esa ciudad lejana. Es la Dorada Samarkanda. En la distancia, una incipiente niebla vela la cúpula azul de la tumba del emir. Los edificios del pasado se despliegan y la ciudad perdida cobra vida ante sus ojos. Fascinada contempla cómo se alzan mezquitas y alminares decorados con azulejos de esmalte, en brillantes colores. Por sorpresa, la nieve comienza a caer. El cielo sacude su frío manto y comienza una nevada imparable. La vieja metrópoli queda sepultada y con ella todas sus leyendas. El suelo se ladea con brusquedad, Cris cae golpeándose con todo. Sigue nevando mientras el horizonte se cierra en una esfera. Aterrada ve los dedos de un niño gigante acercándose, agitando su pequeño mundo de juguete. Silencio en Samarkanda. Fundido en blanco

#RetoEscritura: Escribe un microrrelato  ambientado en una casa encantada.

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Monika Fikimiki Era la casa más bonita de todo el barrio. Mira que no es fácil encontrar un alquiler así.
-Me la quedo.
-Encantada- dijo la casa.
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Carmen Melot Está encantada -dijeron. Me aconsejaron que nunca trasponga su umbral. Mas aquel aviso fue una invitación irresistible. Me acuerdo de ello. Pasaron ya doscientos años.
María Jesús Díez García -Quizá deberíamos jugar a algo que haga menos ruido -dijo uno de los fantasmas.
-¡Que se fastidien!- respondió otro mientras lanzaba sus canicas.
Carmen Martagón Enrique Quinientos años frente a frente. Sus cuadros colgados en las escaleras de aquella mansión. Nunca se atrevió a decirle que estaba perdidamente enamorado de ella.
Pedro De La Rosa Rodríguez No me gustan los okupas. Entran y se apropian. Tras 182 años ha llegado el momento de manifestarme y defender la propiedad de mi casa.
Alicia Ocha -Como ven, la vivienda reúne todos los requisitos -comentó el vampiro de la inmobiliaria. -Me encanta, cariño, nos la quedamos -respondió el fantasma.
Catalina Saavedra Empecé a notar de niña que la casa estaba viva, hace ya muchos años, cuando las paredes se agrandaban y se encogían a mi paso.
Sandra Molins Barceló Suponía un avance que aquel hombre no saliera despavorido al verme. Al contrario, había colocado grabadoras por la habitación y me esperaba sonriendo.

#ViernesCreativo:  Escribe un microrrelato de misterio (máximo 15 líneas) ambientado en la antigua Roma.

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Solo una vestal vigilaba el fuego esa noche, el aire era caliente y apenas había humedad en el ambiente. Aunque otra mujer descansaba cerca, las demás dormían en la casa tras el templo de Vesta. Cubierta con el sufìbulo y la palla habitual de las sacerdotisas, nadie la había detenido en su camino. La muerte de la primera vestal fue tan fácil como esperaba, se creían seguras y protegidas y nunca temerían a otra mujer.
Observó la calma de la sacerdotisa que estaba a punto de asesinar, y por un instante, lo lamentó por ella. Pero el recuerdo de los cuerpos apilados, el aroma salobre de la sangre de su pueblo, sus gritos y súplicas ignoradas, pusieron fin al amago de compasión. Fue rápida sin embargo: la vestal murió tan rápido que el rictus en su rostro se congeló en la sorpresa. Usó su sangre para apagar el fuego, sabía que el corazón de los romanos se helaria de miedo al saberlo y sonrió antes de abandonar el templo.

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Eloina Calvete Garcia

Claudio, el emperador, paseaba nervioso, seguía sin noticias de su esposa, Mesalina. Nadie parecía haberla visto; estaba al tanto de sus enredos amorosos, pero siempre regresaba al amanecer. Tenía un mal pálpito, las ‘desapariciones’ eran cosa corriente en Roma; las familias patricias eran insaciables.

Decidió buscarla él mismo, podía pasar desapercibido cuando era necesario; esa capacidad le había salvado la vida muchas veces. Se dirigió al Coliseo, durante los últimos juegos su esposa había elogiado bastante a Hilario, el nuevo gladiador. Unos gritos le atrajeron, en la arena del circo destacaba el cuerpo desnudo de una mujer atravesado por una lanza.

No tuvo que preguntar, habían asesinado a Mesalina. Pensó en Julia Agripina, esa ambiciosa sobrina que le rondaba hacía meses, y en su escalofriante esclava. Estaba seguro de que ellas lo habían orquestado todo, pero no hablaría; prevalecería, como siempre, su instinto de supervivencia.

Maca Fdez Cuentan las historias que las mujeres romanas, en la antigüedad, se perfumaban haciendo llenar la boca de sus siervas con el perfume, para que luego éstas lo pulverizaran sobre ellas. Puedo imaginar el regusto a nardos, cardamomo y canela que quedaba en las mujeres esclavas; las esencias se fundirían en su paladar antes de evaporarse.

Y así fue como Lucila, celosa de la belleza de su esclava Amira, cambió el perfume por veneno. Estiró su cuello hacia atrás cuanto pudo, rechazándola hasta ver cómo Amira echaba su último aliento.

Paloma Fernández Garrido

Se acercaba ya el quince de mayo, la Mercuralia llegaría pronto. Esos días de fiesta en honor del dios mensajero, protector de caminantes, inventor de Artes, dios de abundancia y del comercio, del éxito y transportador de sueños, serían grandiosos. Fabius y Papiria contraerían matrimonio en esa fecha. Toda la nobleza patricia acudiría, se auguraban días felices y prósperos.
Nada de lo esperado sucedió. Al comenzar aquella anhelada mañana encontraron los cadáveres de ambos, sonrientes, felices, cubiertos con un misterioso manto que evocaba sueños. Los oniromantes descifraron un mensaje que rezaba así: “Yo, Fabius Bromius, conocido como hijo de Bromius y Julia, nunca fui un hombre, soy el mismísimo dios Mercurius, que enamorado de Papiria tomé forma humana. Me voy a un siglo más avanzado y divertido (he elegido la segunda mitad del XX), Papiria viene conmigo.”

#RetoEscritura: Escribe un microrrelato (máximo 10 palabras) con un final feliz

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Pedro De La Rosa Rodríguez Licenciada en química con 94 años. Historia real, lección ejemplar.

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Ainnita Kirschlert Hasta que los kilómetros fueron un milímetro.

Carol Belasco — Es benigno— dijo el doctor.

Laura RoAr En Córdoba nuestras miradas se hicieron farolillos de feria.

Eloina Calvete Garcia La princesa dijo adiós al príncipe, había elegido al dragón.

Javier Hurtado Ocaña Que se cumplan todos tus sueños menos uno.

Rosa Velazquez De tanto coleccionar ruinas, logramos construir un templo.

Ana Patricia Fernández Lo supimos nada más vernos. La puerta estaba abierta.

Salvador Caballero Calderon El desayuno sonríe ante tu aroma de brisa.


#ViernesCreativo: Escribe un microrrelato en el que un secreto sale a la luz

Texto con más “me gusta”: 

Una mujer de melena pelirroja confía en su amiga y le cuenta su secreto. Obvia que su amiga es conocedora de que un secreto lleva intrínseca la privacidad. La amiga de la mujer de melena pelirroja le cuenta inocentemente a una compañera el secreto de su amiga y ésta, a su vez, se lo cuenta a su marido y a su suegra. A la suegra, jugadora de dominó, incapaz de guardarse algo así, se le ha escapado. Gentes de aquí y de allá cuchichean sobre el inconfesable secreto de alguien. Nadie habla de otra cosa. A la chica de la melena pelirroja le han contado un secreto que la ha dejado atónita. Lo que nadie le ha contado es que la dueña de ese secreto un día fue ella misma.
Otros textos seleccionados:
-Entonces, ¿creaste nuestro planeta por accidente en tu proyecto de Ciencias de fin de curso?
-Ajá -CS90 asintió con indolencia, haciendo ondear los tentáculos de su monumental cabeza-. Estaba mezclando compuestos orgánicos y de repente me di cuenta de que aquella bolita azul y verde tenía las condiciones idóneas para albergar vida.
La primera conversación de la humanidad con una forma de vida extraterrestre no estaba resultando como había imaginado…
Volver a verla veinte años después me dejó en shock. Aquella mujer era idéntica a mi amiga Elisa. Respiré al pensar que podría tratarse de su hija y unos genes muy bien adiestrados; pero al acercarme a saludarla la exactitud de su rostro me desconcertó: el mismo lunar en el mismo sitio, la misma letra diminuta tatuada bajo la ceja derecha y el mismo medallón plateado, que nunca me dejaba tocar, colgado del cuello. La abracé y en su descuido toqué la medalla, tan fría y extraña que me hizo temblar. Cuando llegué a casa y me miré en el espejo, los surcos de mi frente habían desaparecido.

Texto con más “me gusta”: 

Esta tristeza
es un lobo hambriento
bajo la luna.

Otros textos seleccionados:

Maca Fdez Las hojas caen
vuela bajo el gorrión
y las devuelve

Nidark Mecambié Despecie

La roca besa
su esperada ola
en la marea.

Simone Simo Sáez Ramírez

La cafetera,

 silbato al amanecer,

rojos aromas.

Jorge da Conceiçao

De la belleza
solo espero rapto
y oscuridad

Irene Delpree

Amor en el panal,
cascada de abejas,
van hacia la flor.

Juan José Santana Bernabeu

El río fluye,

aroma en el monte,

reina la noche.

Yess M Torres

Flor de cerezo
Primavera latente
Dragón dormido.

Luis Saavedra En huecos cedros
germinan corazones
de azules cuervos.

Rafael Romero Rincón Beso cenizas
En mares de lágrimas
Rumor de olas.

Rosa Velazquez Sauce llorando,
rumor de agua en la piedra.
La calle quieta.


#ViernesCreativo: Escribe un microrrelato de fantasía, ccff o terror ambientado en una librería.

Texto con más “me gusta”: 

Pedro De La Rosa Rodríguez  Aquel día en la biblioteca. .. escogí un libro maldito. Vagué distraído por sus estanterías, y me llamó la atención. Elegí aquel libro; o él me eligió a mí.
Su lomo robusto, su portada roja brillante, su tacto aterciopelado e hipnótico. Abrirlo creó un vínculo que no he podido romper. Aunque sus primeras frases me advirtieron:
“Bienvenido a mi mundo. No sigas leyendo, o no te dejaré ir… jamás ”
Debí hacer caso. Sus páginas nunca se terminan. Cuando no leo, me pierdo entre los pasillos, soy invisible para todos, nadie me oye, no encuentro la salida; no desfallezco pero ya no sé en qué día, mes o año estoy.
Y tengo que volver al libro, encadenado a sus palabras, a su poder maléfico. Dominado por su doctrina grabada con sangre de tinta, sé que nunca llegaré al final.
Otros textos seleccionados: 
Concha Estelles Pascual Me asusté al ver el libro caer de la estantería. Era aquel que nunca escribí.

Carmen Trujillo
Los libros nos rodeaban por todas partes. Dos velones en un plato nos alumbraban. Héctor sacó el tomo de la mochila. Era ligero y estaba encuadernado en piel negra. Lo cogieron primero las gemelas. Las llamas de las velas se avivaron y luego menguaron rápidamente.
A las gemelas el libro les dijo que se casarían y tendrían hijos. A mí que mi futura mujer me pondría los cuernos. Los tres se partían de la risa a mi costa. Las llamas chisporroteaban como locas. Las velas lloraban a raudales y la cera se derramaba por toda la superficie del plato. Héctor abrió el libro y se quedó callado.
En ese momento, se encendió la luz. El padre de Héctor nos miraba. Nos mandó a casa muy enfadado. Antes de irme le pregunté a mi amigo que había leído en el libro, pero no me contestó. Ya en mi habitación recibí un mensaje del móvil de Héctor. En cuanto lo leí decidí escribir esta nota y dejarla en mi cuarto. Yo también tengo miedo. El mensaje decía: “Todo es mentira. Mañana moriréis los cuatro.”
Jennifer Girol Siete de la tarde. Otoño. Oscurece y un frío que hiela. No me importa. Me detengo frente al escaparate de la librería como cada semana. Un relámpago electrifica el cielo y el trueno que le sigue provoca un siniestro apagón. Me sobresalto y miro alrededor como si fuera a ver algo, pero el escaparate me atrapa. Un libro resplandece, solo uno. Se titula “Entra”.
Trago saliva, respiro agitada y dudo. Estoy a oscuras en medio de la calle. Hago caso y entro corriendo. Otro libro iluminado me llama desde la estantería. Se titula “Cógeme”. Me acerco despacio, lo cojo y un gato pasa corriendo junto a mis pies, maullando. Me asusto y el libro se me cae.
Queda abierto en el suelo. Una página en blanco y la otra con solo una palabra escrita, en letra grande: CORRE. Una mano me tapa la boca y siento la fuerza de un cuerpo que me arrastra hacia atrás.

#RetoEscritura: Escribe la primera frase de una novela que atrape.

Texto con más “me gusta”: 

Carol Belasco Nací por segunda vez entre las piernas de la misma mujer que, para entonces, ya era casi una anciana.
Otros textos seleccionados
Pedro De La Rosa Rodríguez Puede que sientas terror si sigues leyendo, pero considerando que supuso el fin de mi familia, echarte a temblar de miedo es lo mínimo que puedes hacer.
Simone Simo Sáez Ramírez Esta historia comenzó el día que descubrí lo pequeño que era el miedo
Carol Belasco Entonces aún no lo sabíamos, pero éramos carnaza.
Ana Yancy Fallas Gamboa Mi nombre es Mario Reyes, tengo 20 años, y he sido el “juguetito” de un demonio por dos años.
María Jesús Díez García Cuando aquella vidente me traspasó su don de ver el futuro, no hice caso de su advertencia: tenía razón, más que de un poder, se trata de una condena.
Carmen Trujillo Hasta ayer, que conocí a la madre de María, yo creía que todos los padres pegan, riñen e insultan a sus hijos.
Maca Fdez Esta es una carta de despedida, aunque espero que no tengas que leerla nunca.

#ViernesCreativo: Tres elementos: Escribe un micro-texto en el que aparezcan una misión, un reloj y una carretera.

Texto con más “me gusta”: 

Nunca habría imaginado que, dentro de aquel reloj, había una carretera. Todo un lazo de asfalto, enredado meticulosamente, detrás de las manillas. Pensé que este era el camino que debía seguir, aunque faltaban señales, o no sabía verlas.
Dentro del misterioso objeto, que creó algún relojero lunático, olía a lluvia y a hierba mojada. El cielo abrazaba a los árboles, anaranjado.
Sentí mi corazón bailar y lo supe- esta sería mi única misión- caminar con el tiempo a hombros…
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Otros textos seleccionados
Otra vez la pluma en el parabrisas. Otra punzada en el deseo. La estrecha carretera parece no tener fin cuando atraviesas Arizona. Desde la cabina del camión la vida se ve distinta. Es un vuelo de altura pegado al alquitrán. Un vuelo libre y lento. O eso le parece a Neko, mientras lanza su reloj por la ventanilla. En las Rocosas el sol va cayendo y dice que el trabajo ya está hecho, el cargamento de reses entregado. Lo que le resta de jornada lo hace en buena compañía. Noventa minutos con el bueno de Bruce se le hacen demasiado cortos. Lástima, no hay más munición musical. Habrá que conformarse. Con la última calada al cigarro se evaporan los compases de “The river”. Bonita metáfora. Pero los pensamientos abandonan la jaula y se ve bajando al aguilucho, amarrado al techo del camión. Colocándolo en el guante del pequeño Jonas que lo echa a volar con emoción. Entonces la misión estará cumplida.
En el campo, no todos tenían la misma misión. Abeb perdía las horas observando la vida que transcurría tras el portón. Se aferraba con sus pequeñas manitas a las barras de acero y seguía los movimientos de los soldados con sus ojos cargados de mar. Todos los días llegaban desde el puerto autobuses que vomitaban gente nueva, dejaba entonces su parapeto y buscaba entre todas las piernas cansadas las de su madre. Cuando la entrada se volvía a quedar vacía, regresaba a su puesto de vigilia, sacaba el reloj que su padre le había escondido en el bolsillo y miraba la agujas sin entender su significado. “Cuando la aguja pequeña se una a la más grande, estaré contigo”, le había dicho antes de montar en la otra lancha. Era la de Abeb la misión más imposible de todas: llenar de esperanza aquella carretera vacía.
El tic-tac del cuco resuena en mi cabeza
despertar del sueño es dificultad extrema.
Cabañas deshabitadas, lagos desnudos
la carretera nevada y una misión incumplida,
culpa de un reloj atrasado
parado hace unos años ya
un día del mes de mayo
cuando me guardaron en este cajón
donde mi descanso es eterno.

Soñé con la carretera que llevaba a la casa de mis padres. Caminaba descalza como solía hacer de niña, en verano. El cielo era azul. Olía a las flores del jardín de mi madre. El trigo ondulaba sereno al sol y algunas nubes solitarias viajaban silenciosas como veleros blancos.

Sonó la alarma del reloj, y desperté llorando de felicidad en la oscuridad del cubículo. Un rumor leve de olas y el canto de los pájaros me acompañaron mientras me vestía. Abrí la mampara metálica de la ventana. Marte en todo su esplendor árido me envolvió en su luz rojiza. El polvo lo cubría todo. Las demás cúpulas de la primera aldea marciana ya empezaban a dar signos de vida. Los robots, bloques de metal apenas, caminaban lentamente entre los cultivos, protegidos por estructuras flexibles, pero resistentes a las inclemencias del tiempo. Escudriñaban cada plantita en busca de necesidades porque en Marte cada trozo de vida importa mucho.

Aquí el cielo es rojo, y nubes de color metálico amenazan cada dia el horizonte con el pavor de la tormenta. Mientras me tomo mi primer café de la mañana, genuinamente marciano pienso en que jamás volveré a la tierra. Tampoco es que quiera hacerlo. Ahora Marte es donde vivo. Al fin y al cabo, ese el el objetivo de esta misión: Crear un nuevo hogar lejos de casa.

LA MISIÓN DEL ESCRITOR.

Me levanto despertando en la llaga
de nuestras guerras.
Fui abandonando en carreteras sin esperanza,
de una vida almidonada en la carencia,
sin reloj que la divida,
sin tiempo que la construya.
Tras las cicatrices desplazadas de mi misión
doy las gracias a mis dedos penitentes:
infinitos constructores,
de manojos de historias errantes
que levantan tempestades,
que definen los espacios
inventando las verdades.


#RetoEscritura: Escribe en 5 palabras tu mayor historia de amor.

Texto con más “me gusta”: 

Sandra Molins Barceló Respira hondo y empuja ya.
Otros textos seleccionados
Ainnita Kirschlert La persona del espejo sonrió.
Marielena Fernandez Moreno, dulce y suave. Chocolate
Rose Dm Un beso en una gasolinera.
Alfredo Salvador Ayala Garza Dijiste: “seríamos una buena combinación”.
Kisco Copado Rodriguez Dormía con ella, soñaba contigo.
Carmen Martagón Enrique Me envuelves con tu espuma.

Semana del 21 al 28 de Octubre

#ViernesCreativo: Especial Halloween. Ecribir un microrrelato en el que aparezca un personaje terrorífico:

Texto con más “me gusta”: 

El fantasma de mi novio me dejó. Será por la momia de su ex.
Otros textos seleccionados
Fue divertido ser vampiro hasta que apareció la maldita caries.
Todas las oujias están ocupadas, favor de comunicarse con su espíritu más tarde.
Ricardo Manzanaro Arana Seres terribles rodearon al zombi. Le atacaron y despedazaron. Los frikis coleccionistas son implacables
NOTIMONSTRUO
Cucaracha asesina es aplastada por pie grande.
Zombis festejan nuevo miembro, cucarachas nunca mueren.

Los legisladores estaban reunidos para aprobar la nueva ley de trabajo.


#RetoEscritura: Escribir un micro-relato ambientado en la última media hora del Titanic:

Texto con más “me gusta”: 

Pero, ¿¿¿ a quién se le ocurre subir a un barco así, sufriendo de estreñimiento???
Ya sabía yo que me iba a pasar horas y horas en el baño. Ahí fuera tiene que haber una fiesta loca, lo digo por los gritos, vamos. Hasta el movimiento del Titanic ha cambiado. En fin, yo aquí sentado, encerrado, aprendiéndome cada detalle de la puerta del baño…y ellos bebiendo con alegría. A ver si salgo y me uno a la fiesta de una puñetera vez.
Otros textos seleccionados
Carol Belasco El agua lo cubría ya todo, lamiendo su cintura como una mascota cariñosa.Comprendió que sus padres llorarían pronto un hijo.Ni siquiera pensó en buscar un bote,no quería formar parte de la encarnizada lucha que se produciría en cubierta, no tenía ni el deseo ni la justificación para hacerlo. Pero antes del final, cumpliría su más profundo deseo.No le costó nada llegar al puente de mando, localizar al capitán y acercarse lo suficiente a él. La expresión desolada de éste se transformó en una mueca de sorpresa cuando le besó con toda la pasión reprimida durante tanto tiempo. Después esperó la represalia.Nunca llegó. Sí lo hizo un segundo beso, y un tercero, y unos cuantos más hasta el final, cuando ya no quedaba nadie que pudiera mirarlos con sorpresa, asco o desdén.
Lory Martín Barredo Nuestra casa está en lo alto de la colina. Por las ventanas, como bocas abiertas, y en la terraza se contempla el valle silencioso. Pero es en la bisectriz del tejado a dos aguas donde las vistas impresionan. Allá arriba experimentas la sensación de tener a Dios cerca, sin necesidad de intermediarios. Y esa sensación es idéntica a la que tengo ahora: con mucho esfuerzo mantengo el equilibrio en la cubierta escorada; seca y con sabor amargo, la boca; quizá sea el miedo. Mas voy a arrancar los últimos compases a mi helado y viejo violín. No queda nadie. Percibo el ruido de las explosiones y las llamaradas me permiten tener imágenes de lo más cercano. Siento el frío del agua ascender por mis piernas. Sé que moriré; pero voy a saltar como si estuviera encaramado en la bisectriz del tejado de mi casa.
Pedro De La Rosa Rodríguez Cuando el Capitán Henrik Naess subió al puesto de mando tras ser interrumpido de su sueño, escudriñó en la gélida oscuridad del Atlántico norte. Una inusual cantidad de lucecitas indefinibles cortaban en relieve el horizonte lejano. Una bengala blanca surcó el cielo hasta romper la noche con su tonalidad fantasmagórica.
– Es la quinta o sexta que veo -farfulla detrás suyo el joven marinero-. ¿Son guardacostas?… ¿Capitán?…
Éste alzó una mano en modo imperativo. En la noche glacial los sonidos podían recorrer varias millas en forma más audible; y más terrorífica. Ruidos de maniobras complicadas,de rozaduras en el casco, de hierro agonizante, y un murmullo creciente y turbador de… ¡voces!.
El Capitán dió la orden de virar el ballenero y alejarse a toda máquina, y tuvo que repetirla enérgicamente ante el aturdido muchacho.
Ya con la proa enfilando al contrario, salió a cubierta y aspiró el aroma nauseabundo a carne putrefacta con aquel astringente hedor intenso y aceitoso de las pieles de foca que provenía de la bodega.
Henrik Naess, alarmado, consideró para sus adentros, que estaba tomando una mala decisión. Pero no llevar radio a bordo, cazar, navegar en aguas territoriales norteamericanas y llevar un cargamento ilegal, ya era todo en sí, una mala decisión.

 

 

Semana del 1 al 17 de Octubre

#ViernesCreativo: Escribir un micro-relato que comience “Todo empezó cuando se subió a aquel árbol”

Texto con más “me gusta”: 


Ricardo Manzanaro Arana Todo comenzó cuando se subió a aquel árbol. A continuación pasó un par de minutos emitiendo ruiditos del tipo de “uh, uh”, y dándose golpes con los nudillos en el pecho. Los visitantes sacaron las fotos y se fueron. Entonces bajó del árbol y fue caminando con su ademán simiesco hasta la guarida.
Allí se desprendió del recubrimiento peludo, y se estiró, mientras se aplicaba una crema anti-inflamatoria. “Como no traigan pronto al nuevo mono, voy acabar fatal de la espalda” pensó el director del zoo.
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Otros textos seleccionados: 

Todo empezó cuando se subió a aquel árbol, el último antes de llegar a una inmensa extensión desierta. Su mirada inteligente y una arruga en su frente delataban su preocupación. Su pensamiento volaba barajando posibilidades. Sólo quedaban ya este pequeño grupo; acababa de nacer, por fin, una cría; necesitaban buscar un lugar donde sobrevivir: el bosque ya no servía.

La idea era arriesgada. Nunca se había intentado. No debía dudar, no podía transmitirles miedo: con nadie compartió su incertidumbre.

Les miró y bajó despacio del árbol. Convirtió una rama en bastón y palo para ayudarse y para defenderse. Apoyó sólo sus dos pies en el suelo y caminó erguido para ver cualquier peligro. Los demás, pasmados y asustados, decidieron imitarle y seguirle. Era el que más sabía. Fue doloroso mantenerse tanto tiempo en esa postura erguida. No sabían hacia dónde se aventuraban pero necesitaban abrir nuevos horizontes. Empezó un largo viaje aún sin acabar.

  • Catalina Saavedra Todo empezó cuando se subió a aquel árbol. Un roble centenario que veía cada día. Le tenía cariño por eso decidió agarrar allí la cuerda y hacer un buen nudo, el resto vendría solo
  • Cristina Martinez Garcia Todo empezó cuando se subió a aquel árbol, no podía imaginar que ese árbol le llevaria a la casa del ogro, nunca creyó en los cuentos infantiles y ahora estaba dentro de uno

#RetoEscritura: Microrrelato que en 10 palabras cuente la historia de un robo

Texto con más “me gusta”: 

Monika Fikimiki

Robaron al abuelo-me dijo.
-¿Dónde encontraremos otro?- grité desesperada.

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Otros textos seleccionados: 

Erika Sky Walker Ladrona! Era solo mía…bueno, hermana, te presto a mami.
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Neo Zevlag Te acabo de robar diez palabras. Lo siento.
Carmen Trujillo Entré en la biblioteca y robé un libro. Tenía hambre.

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Semana del 1 al 17 de Octubre

#ViernesCreativo: Microrrelato que comience con la frase: “Sólo nos queda una hora”

Texto con más “me gusta”: 

Erika Hikaru Lizbeth – Sólo nos queda una hora. ¿Qué va a pasar?
La vio embelesado, tenía su cabeza calva, sus ojos saltones y tristes, sus labios pálidos, toda ella se había sumergido en un blanco tan perfecto que parecía un ángel.
– Lo que tenga que pasar. ¿Tienes miedo? – Ella asintió de inmediato y sujetó su mano.
– Pase lo que pase ahora podré llevarte por siempre conmigo.
Le devolvió una tímida sonrisa de agradecimiento y ambos entraron al quirófano.

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Otros textos seleccionados: 

Ame Rz —Sólo nos queda una hora, ¿qué hacemos?—preguntó él, y ella sintió su murmuro en su piel, cálido y listo para matar. Una rosa con espinas.
—Nada. —contestó la mujer en voz alta, recargándose en el hombro de su amado. La sangre que corría por sus venas lentamente se escurrió al asfalto que los rodeaba. Los ojos fríos de la muchacha se posaron en los de su amor. Luego, en un susurro, dijo:
—Sólo esperar.
Pero él ya no podía oír.

Elisabeth Martinez Fernandez – Sólo nos queda una hora. – dijo tapándola con dulzura.
El camino hasta allí había sido largo, pero sabía que merecía la pena tan solo por ver su cara de felicidad. Durante la oscuridad siempre había estado con ella cuidándola, protegiéndola, guiándola… Ahora, que por fin se había roto el velo que tapaba sus ojos, quería entregarle el regalo más bonito del mundo, el que ella siempre había anhelado. Con cuidado, despertó a su hermana.
– Despierta, pequeñaja. Ya va a amenecer.
Ella se restregó los ojos para alejar el sueño y miró a su hermano, el cual le devolvió una sonrisa mientras la abrazaba. Señaló al horizonte y juntos, como siempre habían estado, contemplaron cómo el sol emergía del mar, como si ese fuera su escondite, reflejándose en los ojos de la niña por primera vez.


Laura Esteban Sólo nos queda una hora, me escuché decirte. Decepcionada conmigo, había roto la promesa de no hablarte. Fuera los cables en los postes jugaban a una comba frenética. Arriba, abajo. A lo lejos el verdor estival del valle se desvanecía al compás de la velocidad del autobús. Dentro calma sorda entre los viajeros. A mi lado tu indiferencia. Tu mirada inexpresiva formando parte de tu elegante porte. Tu alma desconectada y mi amor en desahucio. En mi interior lluvia torrencial, cataratas cayendo de la garganta al corazón. Mi ego dolorido me dejaba asomar una gota en el ojo. Blanco silencio. Los sesenta últimos minutos de mi alma ateridos en la Antártida de tus ojos. Y yo ya lo sabía.

 #RetoEscritura: Memorias de seis palabras

Texto con más “me gusta”: 

Laura Diaz-Perona A la mierda! Soy perfectamente imperfecta
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Otros textos seleccionados: 

María Jesús Díez García El truco es ir soltando lastre


Ricardo Manzanaro Arana Mis memorias. No recuerdo nada


Monika Fikimiki ¿Chico?¡Chica! Buscando feminidad, repartiendo amor.


Jose Antonio Escudero Fernandez Observo mi interior, me da vértigo.


Toño Champy Vendo historias copiadas de otras historias.


Neo Zevlag Me escondo detrás de las palabras.


Pedro De La Rosa Rodríguez Mitad completada. Escribo mi segunda parte


Ana Yancy Fallas Gamboa Callada de niña. Callada de adulta.


Flor Cecilia Angel El retrovisor… Causante de mi pasado.


Carmen Trujillo Paso de todo. Todo me pasa.


Elvira García Bello Ya no me acuerdo de nada


Esther Torres Mije Mi vida, una comedia buscando protagonista.


Omaira Castro Alzate Siempre esta soledad que me acompaña.


Semana del 3 al 10 de Octubre

 #ViernesCreativo: Escribe un MICRORRELATO o un POEMA que emplee los 5 sentidos y en el que aparezcan: el color rojo, olor a perfume, un trueno lejano, frío y sabor salado.

Texto con más “me gusta”: 

Un charco se tiñe de rojo por la sangre que emana de la herida de bala. Empiezo a sentir frio. Por suerte el sabor salado de mis lágrimas no logra hacerme olvidar el olor dulce de su perfume. Se escucha un trueno en la lejanía mientras caigo de rodillas. Para mi es demasiado tarde, pero espero que dejen de oírse los disparos de esta maldita guerra.

 


Otros textos seleccionados: 

A lo lejos, tronó el atardecer. Hacía frío, y las gotas empezaron a caer, saladas contra el rojo yukata, mientras el perfume de la geisha se desvanecía entre sus dedos.

Alicia Ocha


Lo recuerdo perfectamente.
Fue justo en el primer trueno.
El sol se despedía mecido por rojizas nubes sobre el mar en calma. Y nosotros seguíamos en el agua bajo el cobijo
de las ramas del mangle. Mi cuerpo empezaba a enfriarse cuando te acercaste.
Te acercaste muy lentamente hasta que sentí el perfume de tu cuello, mezcla de sudor y fango. Casi podía escuchar mis propios latidos cuando me rozaron tus salados labios.
Apenas fue un instante. Y nos alcanzó la tormenta.


Mar Marisol

Ahora me pregunto si llovió esa tarde.

El aperitivo sabía salado. Apenas unas pocas galletas rodaban en la bandeja. Una mísera bienvenida acorde al estatus del hotel. La recepción vacía, sin nadie que atendiera mis impacientes timbrazos en el mostrador. Sus maletas ya están arriba, Señor DeVille, me ladró, desde dentro, la recepcionista. Mis pasos cansados me llevaron al fondo del oscuro corredor poniéndome delante de esa puerta, tenía gastado el barniz y su degradado tono rojo me invitaba a entrar. Las bisagras chirriaron y un olor a perfume rancio subía de la moqueta contagiando mis botines de cuero. Dentro corrí con fuerza el pesado cortinaje, ante mí un crepúsculo con vistas a la montaña negra. El sonido seco de un trueno lejano era algo acogedor, la tormenta venía a saludarme. De vuelta a mis raíces. Disfrutaría tanto si no fuera por este maldito frío. Algo inadecuado para un vampiro sureño … aquí en Transilvania.

Laura Esteban

 


#RetoEscritura: Escribe un MICRORRELATO o un POEMA inspirado en una de estas imágenes surrealistas”

Texto con más “me gusta”: 

No es mi tren. No es mi destino; ni siquiera soy yo. Pero recoja su sombrero, porque descarrilaré ese tren aunque tenga que despertar.
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Otros textos seleccionados: 

Te abandoné. Dejé pasar ese tren. Ahora vuelve cargado de nostalgia. Me atropellará y no sentiré nada. Seré niebla en tu recuerdo.

Silvia Rodríguez Mondéjar

Cuando llegó a la estación, el tren se había ido.
Su vida consistía en esperar al siguiente, a lo que viene después. Así era la vida.

Ainnita Kirschlert

Fui a buscar nuevos poemas teñidos de viento y de sal, no lloréis por mi ausencia porque permanezco allí, donde antiguos versos os empaparon el alma.

(En homenaje a Alfonsina Storni)

Maca Fdez


Semana del 26 de Septiembre – 2 de Octubre

#ViernesCreativo: Escribe un MICRORRELATO o un POEMA con esta primera frase: “Empezaré de nuevo”

Texto con más “me gusta”: 
Empezaré de nuevo. ¿Qué remedio? A estas alturas no vale dar marcha atrás aunque, si soy sincera, huiría por la puerta del patio trasero ahora mismo. Todos esperan con ansias el resultado. ¿De qué vale haberme labrado un estatus si luego no sé mantenerlo?

Hasta que no lo consiga y lo vea devorado no pararé. Es una cuestión de amor propio. Por eso y por la taza que me acaban de regalar: “Aquí bebe la mejor abuela del mundo”
No, no soy de tirar la toalla, ordenada que es una. Cambiaré de táctica, de medidas y hasta de horno si hace falta. Pero, ¡por la gloria de mi madre que esta vez me sube el bizcocho!

Maca Fernández

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Otros textos seleccionados: 

“Empezaré de nuevo. A ver si no me sale otra chapuza” dijo Dios tras el Apocalipsis


Empezaré de nuevo. No tengo nada que perder. Ni esposa, ni hijos, que ya se fueron. Ni trabajo, que abandoné. Ni tan solo la petaca que me condujo a la línea de salida. Empezaré por el final: este cuento se ha acabado.


Empezaré de nuevo a tomar posesión de tu cuerpo,
ahora que los días se repiten como un vuelo de gaviotas,
y pasan por tu vida y la mía recorriendo caminos de quimeras.
¿Cómo hacer regresar aquel tiempo de inocencia perdido?
Esta tozudez de empezar una y otra vez a renacer de las cenizas,
se hace presente con el viento obstinado del destino,
atraviesa sin escrúpulos los laberintos de la memoria;
para después caer, sin asideros, en los absurdos del deseo.
En esos días tormentosos bajo la sombra de la noche,
empezaré de nuevo a escurrir por la piel un olor desconocido.

Irina FGil

#RetoEscritura: escoge tres palabras de este poema de Pedro Salinas y, a partir de ellas, crea un microrrelato o poema.

Texto con más “me gusta”: 

—Mis zapatos ya eran VIEJOS cuando comencé a recorrer kilómetros sin cesar, como si el AMOR o el dolor tuvieran su sede en algún punto de MAPAS del que poder huir. Fui hasta el lugar más remoto, dándole la vuelta al mundo, donde consideré que estaba más apartado. Pero al igual que la Tierra gira sobre sí misma y da vueltas alrededor del Sol, sin poder ocultarse ninguna de sus caras, de alguna manera te llevaba en mi equipaje, haciendo inútil tratar de esconderme. Por más recóndito e inaccesible que fuera el paraje al que me llevasen mis castigadas piernas, siempre había un amanecer que fuera un calco a alguno que hubiésemos vivido juntos, o la misma estrella clavada en el mismo cielo que tantas veces nos sirviera de cobijo.
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Otros textos seleccionados: 

–Me daba miedo el AZUL de sus ojos, tan profundos que sentía que podía ahogarme en ellos.
Me daba miedo que mis DÍAS dejaran de tener sentido si él ya no estaba para completarlos.
Temía que las NOCHES en su ausencia fueran más oscuras y yo no supiera con qué alumbrarlas.
¡Cuánto temor que no me dejaba disfrutar el momento!

Cristi Alonso

–Surgió todo por un TELEGRAMA, infinito como el OCÉANO que rodea tu cuerpo simple y desnudo tumbado en la toalla leyendo cada palabra: de ahí nació nuestro AMOR.

Laura RoAr

La noche se cierra AZUL justo donde acaban tus ojos.
Soy OCÉANO cuando te pierdes en mí.
Eres el coral de mi fondo.

Monika Fikimiki

 

Semana del 19-25 de Septiembre

#ViernesCreativo: un personaje abre una puerta que lleva a un lugar desconocido

Microrrelato con más “me gusta”: 

Hoy he sido capaz de abrir de nuevo aquella puerta. Aquella que un día, de la noche a la mañana, a mis siete años, mi abuelo volvió mágica. Ese hombre rudo, de cejas pobladas y escasas palabras, a golpe de nudillos se invitaba a sí mismo a entrar cada tarde a la misma hora y entonces, entre cabañas de indios y barcos pirata, entre aviones de papel y y juegos de espías, se nos paraba el tiempo. Hoy he sido capaz de abrir de nuevo aquella puerta tan nuestra y, para mi sorpresa he descubierto que lo menos mágico de aquellas tardes era la puerta.

Cristina Nuñez

Otros microrrelatos seleccionados: 

–Se decidió por fin a traspasar el umbral, y a acceder a aquel lugar que siempre le había causado pavor. Nunca se había atrevido a cruzar, viviendo en la seguridad de su ambiente.
Pero aquel día, por fin, el fantasma se decidió a salir a la calle.

Ricardo Manzanaro Arana

–Llegó tarde, ansioso de vengarse; ella lo había intuido, ya no estaba. Salió por la puerta de atrás dejando las llaves dentro. La puerta se cerró, no encontró un pasillo sino el aire. Las nubes sujetaban sus pies hasta que comenzó a llover sobre la ciudad. Cayó lentamente con su propio peso.

María Teresa Fandiño

–Cerré los ojos y abrí, entré a lo desconocido sabiendo que el desenlace podía ser mortal. Arriesgué por amor, sin percatarme que el amor era mi enemigo, mi perdición, mi locura.
Mi destino estaba escrito tras esa puerta.

Alicia Jimenez

#RetoEscritura del miércoles: escribe en menos de 10 palabras una historia de desamor

Microrrelato con más “me gusta”: 

–Lloro viendo perchas bailar sin el peso de tu desorden.

Maca Fdez (14 me gusta)

Otros microrrelatos seleccionados: 

–No pasé página. Quemé todos tus libros. Carmen Trujillo

–Confieso: maté algunos sentimientos por ahí… pero fue legítima defensa. Melvin Gámez 

–Ni siquiera pregunté su nombre. Silvia Lía Clemente