Viernes creativo: una guerrera en un lugar muy frío y una profecía equivocada
¡¡¡Vámonos con otro #ViernesCreativo, esta vez, rompiendo tópicos!!! Escribe una historia (15 líneas máximo) en la que aparezcan:
-Una guerrera de un lugar muy frío
-Un dragón que no es lo que parece
-Una profecía equivocada.
¿Qué os parece que puede surgir de ahí? Vamos a romper tópicos, a ver que sale.
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MICRORRELATO CON MÁS ME GUSTAS
Luego ya no decía nada más, caminaba detrás de mí, enfadado por este viaje. Yo, sin embargo, me sentía una guerrera. La reina sin piedad de un lugar convertido en cristal, arrastrando sobre nuestras huellas blancas al hombre de mi vida.
Parecía un dragón, refunfuñando de vez en cuando, sacando fuego rojo en su cara, casi morado.
Lo parecía pero…no lo era, ahora aparentaba debilidad y poca fuerza de voluntad.
No, si ya me decían: “perro ladrador…”
En fin, creo que este primer viaje juntos será el último.
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Sna Mele A pesar de los últimos tratados y compromisos internacionales contra el cambio climático, adquiridos en 2037, y celebrados en la casi desaparecida Isla de Mallorca, el rico empresario dueño de la fábrica “El Dragón” no dejó de echar emisiones contaminantes a la atmósfera.
Los inviernos eran muy cortos, pero drásticamente fríos. Aurora lo sabía bien, ya que era de Teruel y todos sabemos cómo se las gastan allí los termómetros en invierno.
Ella era una “guerrera” de Green-Peace. Ya había protagonizado campañas de escrache y presión. Así que consiguió encaramarse a “El Dragón” con la pancarta: “Yo apagaré tu fuego”, desoyendo la creencia de que nadie podría con el magnate.
Glauka Kivara Sus pisadas se hundían entre el limo y la hojarasca, los tábanos la acosaban y la atmósfera era sofocante. Cada minuto Vera estaba más tentada de renunciar a esa extraña misión, pero resonaban en su mente las palabras del viejo mago “Solo una poderosa guerrera surgida del frío podrá acabar con el terror de los niños de Jiscalis”. Recordar las vidas inocentes que estaban en juego le daba nuevo vigor. Cincuenta niños raptados por un dragón en apenas un año
Al oír gritos infantiles echó a correr todo lo que pudo con la espada desenvainada.
Quedó atónita y boquiabierta al comienzo de un claro junto a una laguna. Decenas de niños jugaban alegremente. Una voz grave la sorprendió.
– ¡Guarda eso, estúpida, asustarás a los niños! –Un par de enormes ojos ambarinos la observaban desde el agua.
– ¡He venido a rescatar a estos niños y llevarlos de nuevo a Jiscalis! –respondió desafiante alzando la espada.
– ¿Qué dices? –una cabeza escamosa se alzó– ¡Yo lo rescaté del burdel del rey! Ahora están felices y cuidados. Si quieres hacer algo de utilidad con ese pincho, clávala en el corazón de ese maldito pervertido. Así podré volverme tranquilamente al Norte.
Teresa Lluqueta Así sin saber, el país amaneció en tinieblas, el vaho de los hogares se helaba en las ventanas, las lágrimas se tornaban gotitas de granizo. Los aldeanos empezaron a salir de sus casas asustados y un frio estremecedor aturdió sus almas, convirtiéndose en figuras de cristal congelado.
La profecía había empezado: “Cuando el sol se torne rojizo y la noche acaricie los prados con un haz de luz fugaz, Alba la guerrera del corazón helado convertirá al país en cristal”.
Los ancianos se reunieron con premura para tomar una solución, decidieron ir en busca del indómito dragón Raúl, para que con su fuego parara el avance de Alba.
Aquella mañana el duelo entre titanes envolvió la ciudad en un tornado ascendente de hielo y fuego, viento y truenos. De repente se hizo la calma y entre vaporosa lluvia se vieron caer dos amantes enamorados. El amor convirtió al dragón en hombre que con su pasión prendió el corazón helado de Alba.
El fuego amante había salvado al país de la destrucción.
Cristi Alonso Suena el despertador, cada vez me cuesta más levantarme. Dicen que soy una guerrera por haberme venido a vivir a Islandia, pero no me quedaba otra, este trabajo era irrenunciable. Llevo aquí 6 meses y solo me acompaña mi gato dragón, lo único que me traje de España. Mi tía me dijo que en nuestra familia nunca había emigrado nadie y que no iba a durar aquí, pero la profecía no se ha cumplido y soy feliz.
Beca Lightwolf “Busca al dragón dueño de la gema azul. Cuando la encuentres te habrás liberado de las cadenas de hielo que te oprimen joven guerrera”. Esa profecía la habían llevado directamente a un solitario chiringuito frente al mar. No había clientes o meseros. Solo encontró a un moreno bartender tras la barra, al que le contó su travesía.
—Dices que vienes de Siberia. Bastante frío —tenía un característico toque sarcástico al hablar— Y que buscas al dragón de la profecía.
—Así es.
Él le tendió la mano.
—Mucho gusto querida, soy a quien buscas.
—¿Eres “EL dragón”? —Ella no podía creerlo. Parecía un tipo común y corriente— Eso es imposible.
—Así es, cariño. Soy ese dragón, y es posible. De hecho, muy probable —Sus ojos se volvieron rojos a raíz de las llamas tras sus iris. No era una broma—. Y para que lo sepas, tú ya cumpliste con tu profecía —Señaló el mar— allí la gema y aquí —le apuntó con un gesto—Tú, libre de tus cadenas de hielo —El dragón sonrió mostrando unos afilados colmillos— Felicidades —le tendió un vaso lleno con un líquido ambarino— Vamos a celebrarlo ¿Te parece?
M.J. Arillo Era conocida como la Princesa del Frío, porque todos los días desde hacía ocho años, trabajaba en las cámaras frigoríficas de la lonja de pescado de su pueblo. Desde que su padre los abandonó a su madre, a su hermano pequeño y a ella, había luchado como una auténtica guerrera por su familia. Su madre se había sumido en una profunda tristeza, todo le daba igual, pero ella no soportaba ver a Suso, su hermano, llorar de hambre. Un lunes, vio entre la mercancía una especie de caballito de mar de color azul turquesa. Lo cogió, guardándolo en el bolsillo interior de su abrigo. Ya en casa, invitó a su hermano a que encontrara el regalo que le traía. “¡Gracias por el dragón!”, escuchó la vocecita, con un grito de felicidad. Cuando se giró, divertida, vio como en el hombro de Suso se posaba una especie de lagartija con alas. “Dice la profecía que quien me libere de la congelación, será rico y feliz durante toda su vida…si me mata.” Habló el dragón. Ella lo observó: eso solucionaría todos sus problemas, pero contestó: “No voy a matarte, no tengo derecho.” De repente, el animal remontó el vuelo y anunció de nuevo: “Tu bondad y tu coraje hace que se cumpla la verdadera profecía: <Salvado el Dragón, riquezas y felicidad para su libertador>.”
Alicia Carrasco García El dragón fue injustamente encadenado en el Foso del Orgullo.
“El camino del Suspiro Helado sólo se sostendría con el fuego contenido guardando sus pilares”. La profecía era conocida por todos, pero fue peligrosamente malinterpretada.
El puente tendido entre Surescarch y Norescarch, era vencido cada año por las primeras tormentas. Cada año, los mejores arquitectos e ingenieros por un lado, y por otro, los archiveros de la casa de cuentos y leyendas de cada pueblo, trabajaban a contratiempo para impedir una nueva tragedia.
El puente era la única vía de acceso a la Casa del Crecimiento en Surescarch, donde quincenalmente se reunían habitantes de todos los pueblos para presentar sus proyectos artísticos.
La épica captura del dragón volvió dramática la situación, imposible que una piedra se sostuviese sobre otra, cada inicio de obras del nuevo puente, era polvo al alba.
Sólo Teresa, la hija del guardián de la casa de cuentos y leyendas de Surescarch, comprendió que el dragón no era un enemigo a abatir sino la única criatura capaz de sostener el camino del Suspiro Helado sobre sus alas. ¡Él era el puente! Sola con su armadura ignífuga de papel de aluminio y la leyenda de la princesa de plata como único escudo, liberó al dragón. “Chispitas” dormiría en el corazón del Círculo Polar Rojo donde sería camino e insignia del poder y el fuego de la creatividad.
Rosa Fernandez Tårk era un territorio gélido, pues una lluvia de nieve marcaba su existencia.Allí, nació Sigrir, hija de reyes; ese mismo día, una profecía vaticinó su felicidad, una felicidad que se haría visible en un matrimonio con descendencia.Sin embargo, muy pronto Sigrir se enfrentó a su destino;nada quiso saber de bordados ni pretendientes, al contrario, su ocupación favorita fueron las armas.Gracias a lo que todos consideraron un simple capricho, la princesa pudo adiestrarse como una auténtica guerrera.Pero entonces, un acontecimiento sobrecogió al país: surgido de las profundidades de la tierra, un dragón comenzó a sembrar el terror.En un intento de frenar su avance, Sigrir decidió pelear, desoyendo súplicas y llantos de quienes la rodeaban; marchó a la batalla,con la sola certeza de que para vencer, tendría que disparar a su punto débil,el tercer ojo, pués la piel del dragón era impenetrable.Cuando lo tuvo a tiro, tensó el arco y por fin, trás varios intentos, la flecha alcanzó la dirección deseada;en aquel momento, ocurrió algo prodigioso, el dragón estallo en centenares de puntos brillantes que, rápidamente, alcanzaron el cielo para convertirse en estrellas.
Así explica una leyenda nórdica, el origen de la constelación del Dragón.
Carmen Fernández Rocha Aunque al verme resulte difícil de creer, os aseguro que en otra época yo fui una guerrera en un lugar muy frío. No una guerrera de esas que algunos podréis estar imaginando. No. No era una vikinga sexy, dura y fuerte, vestida con cueros desarrapados. Yo era una guerrera de guante blanco. Vestida con ropa de primeras marcas, zapatos hechos a medida y rodeada de cuanto lujo os podáis imaginar.
Mi guerra era la lucha diaria, en la dirección de una empresa multinacional con sede en Islandia. Un país muy frío, con gentes muy frías y pocas horas de sol. Mis días transcurrían entre el enorme despacho y mi casa de lujo con todas las comodidades. Vivía en un invierno casi permanente, donde mi única obsesión era la cuenta de resultados. Un dragón enorme que devoraba todos mis pensamientos, día y noche.
Cuando acepté el puesto me dejé llevar por una profecía equivocada, un sueño divino que solo me mostró las auroras boreales, ocultando hábilmente los efectos perversos del dragón malhumorado, que habitaba sumergido en un lago que simulaba ser un remanso de paz. Nadie me advirtió de que ese monstruo enorme escupía fuego bajo sus aguas, transformando sus iras en vapor, y que cuando asomaba la cabeza lanzaba rayos láser por los ojos, que lejos de iluminar los cielos con iridiscencias lumínicas, iba a devorar mis sueños, mis anhelos y mis metas, sin darme tregua.
Pedro De La Rosa Rodríguez Aterida de frío, pero sobre todo frustrada y confundida, la guerrera voluntaria, salió de la enorme cueva. En su interior, no encontró rastro de ningún dragón. Ni restos de su cuerpo que hablaran de su pasado, ni señales que delataran su presente. La profecía marcada por los escribas, aclamada por los hechiceros y contada por los antepasados no podía cumplirse. Simplemente no había ningún dragón al que liberar de su encierro para contrarrestar la maldición que subyugaba a su pueblo.
En la parte más recóndita de la helada gruta, en lo más alto y casi inaccesible de aquella montaña de invierno perenne, entre estalactitas guardianes, reposando en un lecho de hielo, yacía sin marchitar en una pequeña cápsula congelada, una diminuta flor desconocida y endémica de interiores sin luz en lugares imposibles como aquel. Sus pétalos de un rojo fuego desplegadas a pesar de la temperatura, parecían proteger de alguna manera bordeando el pistilo incandescente que le daba la vida. Aquella rara y hermosa maravilla fue conocida en tiempos remotos como la Flor de Dragón.
¿Profecía fallida o interpretación equivocada?
Parecía en cualquier caso, que alguna nueva generación más sabia tal vez, tendría que resolver el enigma y acabar con la maldición, antes que flor y hielo rompieran su extraño vínculo.