Seleccionados #ViernesCreativo: Página 51 + Robo por amor

¡Vamos con el #ViernesCreativo y el 2º reto de nuestra Agenda para escritores!
Tomad nota, porque viene con instrucciones: 
Coge un libro que tengas a mano y ábrelo por la página 51. (puede ser una novela, un poemario o un libro de recetas o autoayuda…). Toma la PRIMERA FRASE COMPLETA que encuentres en esa página y ESCRIBE UN MICRORRELATO A PARTIR DE ELLA, 15 líneas máximo (de Word). 
Indicadnos el título del libro al final  
¡Preparados! a ver qué surge de este curioso reto 

Recordad que desde nuestra APP gratuita de Portaldelescritor podéis acceder al grupo de Facebook desde vuestro móvil y leer allí mismo el reto, además contar con un generador de personajes y  los consejos de escritura del blog de Diana P. Morales.

MICRORRELATO CON MÁS ME GUSTAS

Kathy Guerrero Bejarano La mesa ya estaba puesta: servilletas, platos, vasos y cubiertos para tres.
A los doce años Jimmy no sabía rezar, su mamá era católica moderna, su papá budista por moda y el abuelo se dedicaba a mandar a la humanidad al infierno. Hace una semana que no sabe nada de sus padres, iban a bordo de la aeronave que desapareció sin dejar rastro.
Jimmy le había pedido al abuelo que lo enseñara a rezar, olvidó que éste se pasa los días escupiendo azufre.
-Ay mijo, eso de rezar debe ser como desear -respondió el anciano ocultando su congoja en un fingido bostezo. -Recuerdas cuando tenías seis años y querías una bicicleta, la deseabas tanto que tus padres acabaron comprándola, o cuando tenías diez, querías un tren eléctrico, lo deseabas tanto que te fuiste a trabajar a la granja. ¡Vaya Jim, que suerte tienes!, has conseguido mucho de lo que deseas… desea mijo desea -y a grandes zancadas se alejó para que su nieto no lo viera palidecer.
Esa noche Jimmy preparó la comida, puso la mesa para tres, se sentó, apretó con fuerza los ojos y deseó que sus padres lo acompañaran a cenar.

(LA NIÑA ALEMANA – ARMANDO LUCAS CORREA)

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OTROS MICRORRELATOS SELECCIONADOS

Rosa Fernandez Así he vivido yo, como la luz del sueño que no recuerdas cuando te despiertas.Cada mañana la perplejidad en la piel, cada día el deseo de ser otro.Soñaba con una verdad matemática, pero la vida y yo dormíamos en habitaciones separadas; eramos como dos puntos imposibles, para los que no existía línea recta alguna.Así he vivido yo, hasta que llegaste tú; brotando como un agua profunda, como el mar cubriendo la playa; devolviste a la superficie la presencia, el significado real de las cosas.Contigo, cayeron los muros: solo hay un siempre que es un aquí y un ahora.
Luís García Montero.Habitaciones separadas.

Bea Ar Sería un sueño para Vanesa Legrande. Podría por fin empezar a dormir tranquila y dejaría de tener esas horribles pesadillas donde su padre se arrastraba ensangrentado por cunetas, caía desplomado al pie de una tapia encalada o lloraba encerrado en algún sitio oscuro y húmedo. Y es que habían pasado muchos años, pero aún recordaba a su padre, aún le dolía no haber podido despedirse de él y sobretodo aún sufría no sabiendo que había pasado con él. Bueno, había algo que sí sabía: lo habían asesinado. Y ya, hasta ahí la vida, obra y milagros de Miguel Legrande Palacios; punto y final, desapareció su vida, su cuerpo y su historia; borrón y cuenta nueva, lo que no se habla no ha pasado. Eso era lo que pretendían y lo que consiguieron; no les fue suficiente con quitarle la vida, también le robaron la muerte, porque el muerto que no tiene sitio ni compañía que le llore, ni es muerto ni ha vivido.
Por eso entre pesadilla y pesadilla Vanesa sueña con devolverle el nombre y la historia a su padre, para no olvidar quién fue ni lo que hizo y para vencer con los recuerdos y la memoria viva a los que solo quieren un país oscuro y con muertos que nunca han vivido. Vanesa sabe que no siempre los sueños se cumplen, pero también que luchar para poder soñar es la mejor forma de acabar con las pesadillas.

LO QUE FUE DE ELLA de Gayle Forman

Sna Mele El segundo planeta estaba habitado por un vanidoso.
Tan presumido era, que tenía un espejo adherido al brazo derecho con tiras de velcro.
Tan absorto estaba que no se dio cuenta de que habíamos posado nuestra nave en su mundo.
Tan pasmado, que no oyó cuando le dijimos adiós un mes después.

(“El principito”, Antoine de Saint-Exupéry)

Marina Kahlo Empezamos deshaciendo los chorizos, quitándoles la piel y picando el relleno hasta que quede muy fino. Lo salteamos en una sartén con aceite a fuego vivo, sazonamos con una cucharada de cianuro y reservamos. Cortamos dos rebanadas de pan y las tostamos mientras Alberto se ducha. Antes de que elija una corbata, extendemos con rencor una capa uniforme de chorizo entre rebanada y rebanada. Después, envolvemos el bocadillo en aluminio y se lo guardamos en la fiambrera. Para terminar, le despedimos en la puerta con un beso cuando se vaya a la oficina.
Se recomienda degustarlo en un avión a Panamá antes de que su secretaria llame a la policía. Para tres comensales.

El menú de cada día, Karlos Arguiñano.

Graciela Brizuela “Hoy es domingo y, por eso, me viene a la cabeza, la idea, al pecho el llanto y a la garganta, así como un gran bulto”. Y entonces decido, al mirar por la ventana, salir y recorrer ese camino sinuoso que me lleva a los recuerdos. Transito el sendero de mis soledades, arrastro los pies, desconociendo mis pasos y el viento susurra mis nostalgias…
Hoy es domingo y por eso tengo temblando una lágrima en mis ojos y el llanto a punto de explotar en mi garganta.
Hoy es domingo…debería ser como todos los domingos de allá lejos en el tiempo…domingos llenos de sol resbalando por mi piel, la risa pronta y esas ganas locas de saltar, correr por esos campos que se pierden en la lejanía…volver a ser joven y, antes que se acabe el día, dormirme en tus brazos.
Pero hoy llueve…esta tarde llueve afuera como si lloviera cien años, inunda los campos, la calle…mis ojos. Moja mi ventana, me sacude la tristeza.
Hoy es un domingo lluvioso y yo…yo tengo un llanto en mis ojos, un nudo en la garganta, que sube y baja y no termina de explotar…y ninguna idea para soportar la ausencia.

Libro: Colección Los Máximos Creadores. César Vallejo

Esther Trello Arias “Al principio, estas cosas la hacían llorar, pero luego a fuerza de verse continuamente rechazada, se endureció”.
Carlota creció siendo una niña solitaria que pasaba por la vida sin hacer ruido. Aprendió a pasar desapercibida para protegerse.

Con el pasar de los años se convirtió en una mujer increiblemente hermosa aunque su mirada fría como el hielo y los labios fruncidos mostraban un cierto desdén por los demás.
Por eso cuando Manuel, su único amigo sincero, le juró amor eterno, ella no se sintió con fuerzas para contarle su pasado infeliz. Y esquivó como pudo las propuestas de ese hombre que aseguraba tener buenas intenciones.

Tenía la certeza de que su corazón no era apto para amar a un solo hombre.
Tantas veces escuchó que no servía para nada, que ya no se veía con fuerzas para abandonar el oficio más viejo del mundo.

“Cumbres borrascosas”

Eloina Calvete Garcia En cualquier otra profesión, a su edad ya estaría jubilado; sin embargo, el emérito profesor universitario se negaba a marcharse. La docencia era su vida, y no estaba dispuesto a dejarse morir en una cama. Su enfermedad era desconocida por todos, ni sus compañeros ni su familia sabían nada. Se las había apañado bien para engañarles, nunca sería una carga para nadie, ni siquiera para sí mismo. Continuaría dando clases hasta el último momento, continuaría emborronando pizarras con letras y números, descubriendo a sus alumnos la belleza de las matemáticas más avanzadas. Disfrutando con sus curiosas preguntas, despejando sus dudas. Descifrando fórmulas y teorías. Su mente estaba aun en plena forma, tenía que seguir hasta el final, se lo debía a ese cerebro suyo tan abierto y perspicaz. A ese cerebro por el que avanzaba inexorable la enfermedad. Estaba seguro de que en el último momento tendría fuerzas y ánimo para terminar con todo. No le pillarían desprevenido esas malignas células invasoras. Se había agenciado numerosas cajas de potentes y letales calmantes; incluso sabía cuáles serían sus últimas palabras: ‘hipotenusa al cuadrado es igual a la suma del cuadrado de los catetos’. El más simple de los teoremas, el de Pitágoras, su matemático preferido.

Libro: “Muerte entre poetas” Ángela Vallvey

Veronika Lorite “Pero si los alienígenas impusieran leyes consistentes, no tendríamos manera de decir si hay otra realidad tras la realidad simulada”, así terminó la diatriba que seguramente había empezado con la chica anterior. No es que a Megan le importara mucho el hecho de que ni siquiera se había dado cuenta de que la campana había tocado y había cambiado de acompañante, porque el joven ni siquiera la miraba a los ojos mientras hablaba. Al menos no vio como la chica anterior prácticamente saltaba del asiento. Idiota, pensó. Y entonces se dio cuenta de que, de hecho, le hubiera encantado escuchar la historia desde el principio.
—Entonces, en teoría, ésta podría no ser la realidad. Si no un simulacro. Y tú y yo, no estamos aquí, ni allí y tal vez ni siquiera existimos… — y ahí estaban esos ojos verdes mirando algo dentro de su alma, buscando tal vez la guasa en sus ojos y al no encontrar más que genuino interés le regaló a Megan una linda sonrisa.
— Y el mundo no sería mundo, ni los humanos, humanos. Tal vez solo algo programado… — ahora la voz le temblaba. Ahora estaba nervioso de la forma en que alguien lo está cuando muestra más de lo que debería, más de lo socialmente aceptado. Y aunque la campana sonó, Megan no cambió de posición. Y el chico de los ojos verdes no apartó la mirada. Y las palabras fluyeron y con ellas: las risas, las medias voces y las conspiraciones secretas. Y en algún momento intercambiaron nombres y teléfonos, y esa misma noche comenzaron los mensajes hablando de todo y de nada en especial. Y fue simplemente perfecto.
Libro: “El gran diseño”- Stephen Hawking.

Pedro Carmona Sierra Eran unas manos elegantes, con dedos largos y delicados las que me señalaron. Entre todos mis camaradas, yo había sido el elegido. Sentí la forma en la que todas las miradas de los que me rodeaban apuntaban hacia mí y, por un momento, la vanidad me hizo sentir la persona más importante entre aquella multitud. Todos estos años de esfuerzo y sacrificio se resumían en ese instante. En aquel gesto. Era el momento más importante de mi vida, para el que había estado preparándome cada segundo de mi existencia, sin descanso. En mis desvelos, estaba allí; en mis delirios, estaba allí; en mis alegrías, estaba allí; en mis llantos, estaba allí. El caudal de mi río por fin iba a desembocar en su mar. Siempre el mismo objetivo en mente, unas veces oculto en los momentos de risa y otras, tan palpable que incluso me estremecía pensarlo. Me puse en pie y, llorando de emoción, alargué mis brazos hacia las manos que se me ofrecían. Las así entre las mías y la sensación de tranquilidad que ofrece saber estar a salvo de todo me inundó. Aquellas manos elegantes, con dedos largos y delicados bien podrían haber sido los de la muerte, pero eran los que sujetaban un bolígrafo con el que estamparía mi firma en el contrato entregando así lo que me restaba de vida.
Libro: El nombre del viento.

Paulina Lopez “Sí, trabajé hace aproximadamente un año para el señor Field. No significa que haya matado a nadie, inspector.”
“¿Y puede decirme qué exactamente hacía para él?”
“Reportes, análisis, ajustes de presupuesto.”
“¿Por qué no lo mencionó hace una semana? Señora Angustias. Míreme cuando le hablo.”
“Señor inspector, no creí que fuera importante. Usted no me preguntó nada de eso. Además una se pone nerviosa, yo me acordé más tarde y no quería molestarlo. No me pareció tan importante.”
“Señora Angustias. ¿Qué hizo usted el 3 de Noviembre a las 3 de la tarde? ¿Señora Angustias?”
“Señor Inspector, no se pare tan cerca. Así no me acuerdo. ¡Señor inspector!”
El viejo me miraba con ojos de cuervo. Recordé, por milésima vez, el sonido de la cabeza del señor Filch cuando golpeó el suelo. Como un montón de huevos rompiéndose.
[CHENG, Heinrich Steinfest]

#VIERNESCREATIVO: Robo por amor

Ya sabéis lo inspirador que puede resultar MEZCLAR dos géneros: pues en esta ocasión os proponemos mezclar un robo con una historia de amor. 
>>> Escribe una historia (15 líneas máximo) en el que una persona roba algo por amor. 
(NO roba el corazón, roba otra cosa, )
OPCIONAL: para quienes queráis añadir una condición más al relato, bien porque queráis retaros a vosotros mismos, o porque os resulte más inspirador, podéis añadir que OCURRA EN UNA ÉPOCA MUY LEJANA: el imperio romano, egipcio, la prehistoria… 

MICRORRELATO CON MÁS ME GUSTAS

Yolanda Fraile Carreras —¿En qué andas ahora?
—Trato de escribir un relato. Nos han retado a inventar una historia en la que se robe algo por amor.
—¿Quieres un buen argumento? —Rosa asintió a la pregunta de su abuelo —pues toma nota.

“Hace muchos años, donde casi ya no llega mi memoria, vivía una hermosa muchacha de cabello dorado que andaba de novia con uno de los señoritos del pueblo. Ella era de una familia modesta, como casi todos los que la rondaban, pero el señorito distrajo la atención de la muchacha hacia él con flores y libros, y dejó al resto sin opciones de conquista. Un día su novio fue llamado a filas para cumplir con el servicio militar, y ella quedó abatida y triste por la ausencia del amado. Uno de los pretendientes, que nunca perdió la esperanza de alcanzar su amor, y era el que se encargaba de la recepción y envío de correspondencia de los vecinos de la aldea en el colmado de su familia, leyó en un sobre el nombre de la muchacha. El remitente no era otro que el señorito, que la escribía desde Ceuta intentando mantener un amor epistolar. En aquel momento el chico del colmado decidió que si robaba aquellas cartas ella pensaría que había sido olvidada y él podría optar a ocupar el puesto que hasta entonces había ocupado otro.

—¿Lo consiguió?— preguntó la nieta.
—Tienes la fotografía de su enlace sobre mi mesita de noche.

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OTROS MICRORRELATOS SELECCIONADOS

Alberto Postacchini Robo por amor.

El juicio había concluido. Giovane había sido condenado a pasar el resto de su vida en prisión.
Si tengo que explicar el desarrollo de los acontecimientos, bastará con decir que Amaranta, su enamorada, le sugirió que deseaba la luna para que alumbrar en el cuarto sus noches de amor. Giovane, tras meditar día tras día sobre la posibilidad de bajarle la luna del firmamento, decidió que debía intentarlo para su felicidad. ¿Qué es amar sino tratar de hacer feliz al ser amado? Juntó escaleras, llegó al firmamento y consiguió bajar la luna para Amaranta. En su habitación, la luna brillaba como en el firmamento, pero se veía que cada día que pasaba, era menor su resplandor. Giovane, le preguntó:
-Qué te pasa.
-Estoy triste-;- respondió ella
-¿Por qué estás triste?-preguntó Giovane-
La Luna le respondió que, al no poder brillar en el firmamento, muchos enamorados no podrían verla. Entonces Giovane, abrió la ventana del cuarto y desde ese día, la luna brilla en su cenit casi todos los días, pero hay uno, en que la luna desaparece y va al dormitorio de Amaranta. Ahora, ella puede disfrutar de su luz en privacidad, pero ya no puede tener a Giovane, preso por quitarle la luna al mundo por un día.

María Jesús Díez García Con los primeros rayos del sol, como cada mañana, allí estaba de nuevo. Jamás faltaba a su cita. Y jamás lo haría.
El chillido del águila precedía al sonido del batir de sus alas, cada vez más cercano. Anunciaba una nueva entrega de su agonía, después de que por la noche su vientre destrozado se hubiese regenerado por completo, dejándolo intacto y listo para una nueva sesión de tortura.
Cuando eso ocurría, volvía a reafirmarse en lo que había hecho: robar el fuego a los dioses había estado bien. La humanidad ya tenía suficientes problemas como para verse privada de un elemento tan útil y versátil. Sentía debilidad por los humanos, tan frágiles y a la vez tan fuertes, tan deseosos de creer que su vida dependía de sus acciones y no del caprichoso e injusto destino. Sí, los amaba, y por eso tomó aquella decisión.
Sin embargo, cuando el aleteo del águila se apagaba finalmente al posarse a su lado, cuando el puñal afilado de su pico se hundía en la carne de su abdomen y empezaba a desgarrar, Prometeo no podía evitar arrepentirse de todo, incluso de haber nacido, y maldecía su estupidez, a Zeus, a la humanidad y al destino.

Climent La Repera PORQUE NO SIEMPRE EL AMOR ES COMPATIBLE CON LA TÉCNICA.

—¿De verdad me quieres, Ismael?
—Tanto que haría lo que fuera por ti.
Sentados en la mesa del bar, mira ella por la ventana. Ve como aparca un Ferrari rojo (de película) y su conductor entra en el bar y se acomoda en la barra.
—Si me quisieras, —mimosea ella con picardía— pondrías a mi disposición un coche como ese.
Se levanta el galán, se acerca a la barra, se coloca al lado del señor del Ferrari y pregunta si venden tabaco. Como quien no quiere la cosa, se le cae el monedero al suelo y al agacharse tropieza ligeramente con el recién llegado. Al contestarle el barman que no, dice gracias y vuelve a su silla, con su chica.
—Toma, las llaves del dichoso coche.
—¿Cómo las has conseguido?
—Haría cualquier cosa por ti, por tu amor. Hasta robarle a ese las llaves de su Ferrari. Aunque ahora veremos quién lo conduce, que ninguno de los dos sabemos.

Glauka Kivara Tenía un aspecto anodino: una mujer delgaducha de cabellos blancos, refugiada en un abrigo demasiado grande para ella. No la habría mirado dos veces si no se hubiera sentado en mi mesa con decisión y hubiera empezado a hablarme con su voz de cristal.
Sus palabras parecían un canto de sirena, pero el infinito cuidado con el que acarició mis manos me hicieron perder el miedo a ser devorada. Esa misma noche me lo contó todo: cómo había salido de su planeta como polizón en una nave diplomática, los años vagando en soledad, la imposibilidad de volver por la ausencia de rutas comerciales, su nostalgia.
Pasamos la noche juntas y seguía en la habitación cuando me desperté, con una bandeja de desayuno.
Entonces lo decidí. Quince años de leal servicio a la compañía me lo pusieron muy fácil.
Mereció la pena robar una nave por devolverle su sonrisa.

Carlos Di Urarte Bolonia, A.D. 1315. Alessandra siente una punzada de excitación al contemplar la oratoria de Mondino, el más grande anatomista de su época. Se frota los muslos cuando nadie la mira, y sueña que es acariciada con pulso flemático.
Durante tres días, mentor y discípula diseccionan juntos a la mujer. La disertación es un éxito. Ella sabe que Mondino necesita tiempo para concluir su gran obra, Anathomia Corporis Humani. Luego, el amor abrirá una puerta, está convencida. Alessandra imagina que el anatomista la posee sobre la mesa de disección, y ese deseo antinatural hace que necesite confesarse. Pero el deseo está ahí, la satura como un perro que se deleita con su hueso favorito.
Alessandra se excede en su búsqueda de aprobación. Frecuenta las luces y sombras de la vieja Bolonia, en busca de materia prima para su mentor. Desentierra cuerpos, los roba de sus tumbas. Niños, ancianos, embarazadas. Les niega el descanso a cambio de un amor que nunca llega.
Uno de esos cadáveres le contagia su infección.
Alessandra Giuliani ya nunca cumplirá veinte años.

 


Para seleccionar estos textos, desde Portaldelescritor siempre tenemos en cuenta diferentes aspectos: que cumplan el reto, la calidad literaria, la originalidad, la redacción (no aceptamos textos con varias faltas de ortografía) y además siempre intentamos -en la medida de lo posible- incluir participantes diferentes y no repetir muchas veces a los mismos autores.