Seleccionados #ViernesCreativo: La misteriosa dama
>> Escribir un microrrelato (como siempre,15 líneas en formato Word), que comience por esta frase:
“La misteriosa dama decía llamarse Aura”
¿Por qué es misteriosa? ¿Es su nombre verdadero? ¡A imaginar! El inicio da pie a relatos situados en la actualidad, o en siglos pasados… o incluso en un país de fantasía o en un ambiente de terror gótico ¡A ver qué se os ocurre!
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TEXTO CON MÁS ME GUSTAS
Kathy Guerrero Bejarano La misteriosa dama decía llamarse Aura, la conocí en el bar, era tan delgada que parecía que encogía su cuerpo para que nadie la mirara. Entró, buscó el lugar más apartado y se sentó, desde la otra esquina yo la contemplaba, era joven, vestía sencillo, llevaba el cabello recogido sin ninguna gracia. Muy galante le envié una copa de vino, me devolvió el gesto con una mirada. Sus ojos debían de tener magnetismo porque antes de que ella volviera a respirar yo estaba a su lado. Era pálida, ojerosa y poco bonita, quise devolverme, pero sonrió y me atrapó con el más hermoso de los hechizos. Me senté a su lado, fumamos del mismo cigarrillo, bebimos de la misma copa, mientras ella hablaba sin parar, yo miraba sus labios azulados queriéndolos besar. Alisé sus tupidas cejas y advertí que estaba fría, me acerqué y la estreché en mi caldeado cuerpo. Debajo de aquellas pálidas luces desatamos tempestades, llovió como nunca.
El tictac del reloj dio las doce, las luces del bar se apagaron, se secó la humedad de mis labios y el frío como alfileres se me clavaron.
Hace dos años que la espero, hace ya dos años que un ebrio revoltoso brinda por el fantasma que habita en el bar.
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OTROS TEXTOS SELECCIONADOS POR SU CALIDAD U ORIGINALIDAD
Manel Trejo Ortiz La misteriosa dama decía llamarse Aura. Llevaba un par de temporadas en la aldea y todos desconocían su procedencia. Algunos habitantes de aquella pequeña población se la habían encontrado en diferentes puntos de los alrededores; en ocasiones sentada y mirando ensimismada hacia el horizonte con sus ojos vacíos de luz. Otros la habían visto vagando liviana por los bosques anochecidos de pinos y castaños vetustos. Solo María, de veintiséis años, tuvo la oportunidad de acercarse a ella, antes de que se diluyera como el agua, y de preguntarle su nombre. Aura, dijo que se llamaba, pronunciándolo como el viento haría al traspasar una grieta en la pedregosa montaña. Ciertamente, nadie sabía dónde moraba aquella mujer; no había vivienda alguna deshabitada en la población. Quizás había acondicionado alguno de los caseríos abandonados de la zona de pastura del norte.
Un día llegó un foráneo de una aldea próxima y contó una historia sobre una dama que habían ingresado en un sanatorio hacía ya dos décadas. Había perdido completamente el juicio desde que su hija de seis años desapareciera en extrañas circunstancias. Decían los rumores que se había fugado en incontables ocasiones con el obsesivo propósito de encontrar a su amado retoño. No obstante, habían descubierto su ajado y magullado cadáver a los pies de un escarpado precipicio pocos años después de su primera reclusión.
De todas formas, aquella afligida mujer llamada Aura abandonó la aldea en pocos días. Extrañamente, también desapareció María.
Los lugareños dicen que, en las noches sin luna, el viento suspira su nombre en un lamento de mil voces que se introduce en tu mente arrebatándote cualquier rastro de cordura.
Graciela Brizuela La misteriosa dama decía llamarse Aura. Apareció una mañana neblinada de otoño…bajo sus pies las hojas secas crujían con un quejido débil y monótono. Nadie sabía quién era, pero su figura les era familiar. Lo único cierto era que caminaba las calles solitarias, con árboles desnudos, del pueblo que iba quedando sin habitantes. Los pocos transeúntes observaban su andar lento que aún conservaba la elegancia de antaño, sus cabellos grises jugueteaban con el viento de otoño que barría las veredas y levantaba remolinos pequeños a su paso. Cuando ella aparecía el aire olía a frescura, el sol se desperezaba y se escabullía temprano en las aguas del río. Por la orilla caminaba descalza, etérea al atardecer y, en las horas lerdas de la noche, más de un desprevenido se la encontraba en el camino. ¿Quién era Aura? Nadie sabía nada y los cuchicheos en la plaza y en el único bar que quedaba en el pueblo, siempre la tenían como protagonista de las más disparatadas historias.
Un día me acerqué a ella y así su mano, vi en sus ojos la sorpresa, la lluvia de abril en su mirada…con ternura apretó las mías, caminamos juntas hasta el río y al llegar a la orilla me dijo:
–Espero la barca que me lleve a destino.
Entonces, comprendí que mi abuela Aurelia se despedía finalmente…
Jose M Fernández La misteriosa dama decía llamarse Aura. Eso escuché. Se acercaba envuelta en un halo de luz azulada, brillante, que casi me cegaba. Eran rubios sus cabellos, mecidos por un viento que yo no sentía. Parecía una aparición, una Virgen que se interesaba por mí; yo, un caso perdido, condenado seguro al más crudo infierno en el caso de que hubiera uno después. Así pues, no comprendía qué hacía ella allí, ¿se habría equivocado?, ¿sería una alucinación nacida en mi mente enferma?
No recordaba nada; sólo la veía a ella, cada vez más cerca. Ahora sonreía y yo me dejaba invadir por una paz inmensa, un sentimiento nuevo para mí. La noche había llegado ya, pero la luz que ella desprendía me permitía ver los campos cercanos, de verde primaveral, incluso las estrellas parecían mirarme pues su luz no se eclipsaba por el fulgor que la bella mujer emitía.
–No pasa nada, estoy contigo. Te traigo la paz, el sosiego infinito –dijo ella con una voz musical.
–¿Quién eres? –pregunté. Notaba que apenas podía respirar.
–Tengo muchos nombres; ya te dije el de Aura. También puedes llamarme Muerte.
Para seleccionar estos textos, desde Portaldelescritor siempre tenemos en cuenta diferentes aspectos: que cumplan el reto, la calidad literaria, la originalidad, la redacción (no aceptamos textos con varias faltas de ortografía) y además siempre intentamos -en la medida de lo posible- incluir participantes diferentes y no repetir muchas veces a los mismos autores. Los textos seleccionados serán publicados en un libro a principios del año que viene.