Retos de Escritura de Noviembre 2016

Semana del 21 al 28 de Noviembre

#ViernesCreativo (25 Nov) Escribe un microrrelato de misterio (máximo 15 líneas) ambientado en la antigua Roma.

Texto con más “me gusta”: 

Solo una vestal vigilaba el fuego esa noche, el aire era caliente y apenas había humedad en el ambiente. Aunque otra mujer descansaba cerca, las demás dormían en la casa tras el templo de Vesta. Cubierta con el sufìbulo y la palla habitual de las sacerdotisas, nadie la había detenido en su camino. La muerte de la primera vestal fue tan fácil como esperaba, se creían seguras y protegidas y nunca temerían a otra mujer.
Observó la calma de la sacerdotisa que estaba a punto de asesinar, y por un instante, lo lamentó por ella. Pero el recuerdo de los cuerpos apilados, el aroma salobre de la sangre de su pueblo, sus gritos y súplicas ignoradas, pusieron fin al amago de compasión. Fue rápida sin embargo: la vestal murió tan rápido que el rictus en su rostro se congeló en la sorpresa. Usó su sangre para apagar el fuego, sabía que el corazón de los romanos se helaria de miedo al saberlo y sonrió antes de abandonar el templo.

Otros textos seleccionados

Eloina Calvete Garcia

Claudio, el emperador, paseaba nervioso, seguía sin noticias de su esposa, Mesalina. Nadie parecía haberla visto; estaba al tanto de sus enredos amorosos, pero siempre regresaba al amanecer. Tenía un mal pálpito, las ‘desapariciones’ eran cosa corriente en Roma; las familias patricias eran insaciables.

Decidió buscarla él mismo, podía pasar desapercibido cuando era necesario; esa capacidad le había salvado la vida muchas veces. Se dirigió al Coliseo, durante los últimos juegos su esposa había elogiado bastante a Hilario, el nuevo gladiador. Unos gritos le atrajeron, en la arena del circo destacaba el cuerpo desnudo de una mujer atravesado por una lanza.

No tuvo que preguntar, habían asesinado a Mesalina. Pensó en Julia Agripina, esa ambiciosa sobrina que le rondaba hacía meses, y en su escalofriante esclava. Estaba seguro de que ellas lo habían orquestado todo, pero no hablaría; prevalecería, como siempre, su instinto de supervivencia.

Maca Fdez Cuentan las historias que las mujeres romanas, en la antigüedad, se perfumaban haciendo llenar la boca de sus siervas con el perfume, para que luego éstas lo pulverizaran sobre ellas. Puedo imaginar el regusto a nardos, cardamomo y canela que quedaba en las mujeres esclavas; las esencias se fundirían en su paladar antes de evaporarse.

Y así fue como Lucila, celosa de la belleza de su esclava Amira, cambió el perfume por veneno. Estiró su cuello hacia atrás cuanto pudo, rechazándola hasta ver cómo Amira echaba su último aliento.

Paloma Fernández Garrido

Se acercaba ya el quince de mayo, la Mercuralia llegaría pronto. Esos días de fiesta en honor del dios mensajero, protector de caminantes, inventor de Artes, dios de abundancia y del comercio, del éxito y transportador de sueños, serían grandiosos. Fabius y Papiria contraerían matrimonio en esa fecha. Toda la nobleza patricia acudiría, se auguraban días felices y prósperos.
Nada de lo esperado sucedió. Al comenzar aquella anhelada mañana encontraron los cadáveres de ambos, sonrientes, felices, cubiertos con un misterioso manto que evocaba sueños. Los oniromantes descifraron un mensaje que rezaba así: “Yo, Fabius Bromius, conocido como hijo de Bromius y Julia, nunca fui un hombre, soy el mismísimo dios Mercurius, que enamorado de Papiria tomé forma humana. Me voy a un siglo más avanzado y divertido (he elegido la segunda mitad del XX), Papiria viene conmigo.”

#RetoEscritura (23 Nov) Escribe un microrrelato (máximo 10 palabras) con un final feliz

Texto con más “me gusta”: 

Pedro De La Rosa Rodríguez Licenciada en química con 94 años. Historia real, lección ejemplar.

Otros textos seleccionados

Ainnita Kirschlert Hasta que los kilómetros fueron un milímetro.

Carol Belasco — Es benigno— dijo el doctor.

Laura RoAr En Córdoba nuestras miradas se hicieron farolillos de feria.

Eloina Calvete Garcia La princesa dijo adiós al príncipe, había elegido al dragón.

Javier Hurtado Ocaña Que se cumplan todos tus sueños menos uno.

Rosa Velazquez De tanto coleccionar ruinas, logramos construir un templo.

Ana Patricia Fernández Lo supimos nada más vernos. La puerta estaba abierta.

Salvador Caballero Calderon El desayuno sonríe ante tu aroma de brisa.


Semana del 14 al 20 de Noviembre

#ViernesCreativo (18 Nov) Escribe un microrrelato en el que un secreto sale a la luz

Texto con más “me gusta”: 

Una mujer de melena pelirroja confía en su amiga y le cuenta su secreto. Obvia que su amiga es conocedora de que un secreto lleva intrínseca la privacidad. La amiga de la mujer de melena pelirroja le cuenta inocentemente a una compañera el secreto de su amiga y ésta, a su vez, se lo cuenta a su marido y a su suegra. A la suegra, jugadora de dominó, incapaz de guardarse algo así, se le ha escapado. Gentes de aquí y de allá cuchichean sobre el inconfesable secreto de alguien. Nadie habla de otra cosa. A la chica de la melena pelirroja le han contado un secreto que la ha dejado atónita. Lo que nadie le ha contado es que la dueña de ese secreto un día fue ella misma.
Otros textos seleccionados:
-Entonces, ¿creaste nuestro planeta por accidente en tu proyecto de Ciencias de fin de curso?
-Ajá -CS90 asintió con indolencia, haciendo ondear los tentáculos de su monumental cabeza-. Estaba mezclando compuestos orgánicos y de repente me di cuenta de que aquella bolita azul y verde tenía las condiciones idóneas para albergar vida.
La primera conversación de la humanidad con una forma de vida extraterrestre no estaba resultando como había imaginado…
Volver a verla veinte años después me dejó en shock. Aquella mujer era idéntica a mi amiga Elisa. Respiré al pensar que podría tratarse de su hija y unos genes muy bien adiestrados; pero al acercarme a saludarla la exactitud de su rostro me desconcertó: el mismo lunar en el mismo sitio, la misma letra diminuta tatuada bajo la ceja derecha y el mismo medallón plateado, que nunca me dejaba tocar, colgado del cuello. La abracé y en su descuido toqué la medalla, tan fría y extraña que me hizo temblar. Cuando llegué a casa y me miré en el espejo, los surcos de mi frente habían desaparecido.
#RetoEscritura (16 Nov) Escribir un haiku

Texto con más “me gusta”: 

Esta tristeza
es un lobo hambriento
bajo la luna.

Otros textos seleccionados:

Maca Fdez Las hojas caen
vuela bajo el gorrión
y las devuelve

Nidark Mecambié Despecie

La roca besa
su esperada ola
en la marea.

Simone Simo Sáez Ramírez

La cafetera,

 silbato al amanecer,

rojos aromas.

Jorge da Conceiçao

De la belleza
solo espero rapto
y oscuridad

Irene Delpree

Amor en el panal,
cascada de abejas,
van hacia la flor.

Juan José Santana Bernabeu

El río fluye,

aroma en el monte,

reina la noche.

Yess M Torres

Flor de cerezo
Primavera latente
Dragón dormido.

Luis Saavedra En huecos cedros
germinan corazones
de azules cuervos.

Rafael Romero Rincón Beso cenizas
En mares de lágrimas
Rumor de olas.

Rosa Velazquez Sauce llorando,
rumor de agua en la piedra.
La calle quieta.


Semana del 7 al 14 de Noviembre

#ViernesCreativo (11 Nov)Escribe un microrrelato de fantasía, ccff o terror ambientado en una librería.

Texto con más “me gusta”: 

Pedro De La Rosa Rodríguez  Aquel día en la biblioteca. .. escogí un libro maldito. Vagué distraído por sus estanterías, y me llamó la atención. Elegí aquel libro; o él me eligió a mí.
Su lomo robusto, su portada roja brillante, su tacto aterciopelado e hipnótico. Abrirlo creó un vínculo que no he podido romper. Aunque sus primeras frases me advirtieron:
“Bienvenido a mi mundo. No sigas leyendo, o no te dejaré ir… jamás ”
Debí hacer caso. Sus páginas nunca se terminan. Cuando no leo, me pierdo entre los pasillos, soy invisible para todos, nadie me oye, no encuentro la salida; no desfallezco pero ya no sé en qué día, mes o año estoy.
Y tengo que volver al libro, encadenado a sus palabras, a su poder maléfico. Dominado por su doctrina grabada con sangre de tinta, sé que nunca llegaré al final.
Otros textos seleccionados: 
Concha Estelles Pascual Me asusté al ver el libro caer de la estantería. Era aquel que nunca escribí.

Carmen Trujillo
Los libros nos rodeaban por todas partes. Dos velones en un plato nos alumbraban. Héctor sacó el tomo de la mochila. Era ligero y estaba encuadernado en piel negra. Lo cogieron primero las gemelas. Las llamas de las velas se avivaron y luego menguaron rápidamente.
A las gemelas el libro les dijo que se casarían y tendrían hijos. A mí que mi futura mujer me pondría los cuernos. Los tres se partían de la risa a mi costa. Las llamas chisporroteaban como locas. Las velas lloraban a raudales y la cera se derramaba por toda la superficie del plato. Héctor abrió el libro y se quedó callado.
En ese momento, se encendió la luz. El padre de Héctor nos miraba. Nos mandó a casa muy enfadado. Antes de irme le pregunté a mi amigo que había leído en el libro, pero no me contestó. Ya en mi habitación recibí un mensaje del móvil de Héctor. En cuanto lo leí decidí escribir esta nota y dejarla en mi cuarto. Yo también tengo miedo. El mensaje decía: “Todo es mentira. Mañana moriréis los cuatro.”
Jennifer Girol Siete de la tarde. Otoño. Oscurece y un frío que hiela. No me importa. Me detengo frente al escaparate de la librería como cada semana. Un relámpago electrifica el cielo y el trueno que le sigue provoca un siniestro apagón. Me sobresalto y miro alrededor como si fuera a ver algo, pero el escaparate me atrapa. Un libro resplandece, solo uno. Se titula “Entra”.
Trago saliva, respiro agitada y dudo. Estoy a oscuras en medio de la calle. Hago caso y entro corriendo. Otro libro iluminado me llama desde la estantería. Se titula “Cógeme”. Me acerco despacio, lo cojo y un gato pasa corriendo junto a mis pies, maullando. Me asusto y el libro se me cae.
Queda abierto en el suelo. Una página en blanco y la otra con solo una palabra escrita, en letra grande: CORRE. Una mano me tapa la boca y siento la fuerza de un cuerpo que me arrastra hacia atrás.

#RetoEscritura (9 Nov)Escribe la primera frase de una novela que atrape.

Texto con más “me gusta”: 

Carol Belasco Nací por segunda vez entre las piernas de la misma mujer que, para entonces, ya era casi una anciana.
Otros textos seleccionados
Pedro De La Rosa Rodríguez Puede que sientas terror si sigues leyendo, pero considerando que supuso el fin de mi familia, echarte a temblar de miedo es lo mínimo que puedes hacer.
Simone Simo Sáez Ramírez Esta historia comenzó el día que descubrí lo pequeño que era el miedo
Carol Belasco Entonces aún no lo sabíamos, pero éramos carnaza.
Ana Yancy Fallas Gamboa Mi nombre es Mario Reyes, tengo 20 años, y he sido el “juguetito” de un demonio por dos años.
María Jesús Díez García Cuando aquella vidente me traspasó su don de ver el futuro, no hice caso de su advertencia: tenía razón, más que de un poder, se trata de una condena.
Carmen Trujillo Hasta ayer, que conocí a la madre de María, yo creía que todos los padres pegan, riñen e insultan a sus hijos.
Maca Fdez Esta es una carta de despedida, aunque espero que no tengas que leerla nunca.

Semana del 28 al 4 de Noviembre

#ViernesCreativo (4 Nov) Tres elementos: Escribe un micro-texto en el que aparezcan una misión, un reloj y una carretera.

Texto con más “me gusta”: 

Nunca habría imaginado que, dentro de aquel reloj, había una carretera. Todo un lazo de asfalto, enredado meticulosamente, detrás de las manillas. Pensé que este era el camino que debía seguir, aunque faltaban señales, o no sabía verlas.
Dentro del misterioso objeto, que creó algún relojero lunático, olía a lluvia y a hierba mojada. El cielo abrazaba a los árboles, anaranjado.
Sentí mi corazón bailar y lo supe- esta sería mi única misión- caminar con el tiempo a hombros…
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Otra vez la pluma en el parabrisas. Otra punzada en el deseo. La estrecha carretera parece no tener fin cuando atraviesas Arizona. Desde la cabina del camión la vida se ve distinta. Es un vuelo de altura pegado al alquitrán. Un vuelo libre y lento. O eso le parece a Neko, mientras lanza su reloj por la ventanilla. En las Rocosas el sol va cayendo y dice que el trabajo ya está hecho, el cargamento de reses entregado. Lo que le resta de jornada lo hace en buena compañía. Noventa minutos con el bueno de Bruce se le hacen demasiado cortos. Lástima, no hay más munición musical. Habrá que conformarse. Con la última calada al cigarro se evaporan los compases de “The river”. Bonita metáfora. Pero los pensamientos abandonan la jaula y se ve bajando al aguilucho, amarrado al techo del camión. Colocándolo en el guante del pequeño Jonas que lo echa a volar con emoción. Entonces la misión estará cumplida.
En el campo, no todos tenían la misma misión. Abeb perdía las horas observando la vida que transcurría tras el portón. Se aferraba con sus pequeñas manitas a las barras de acero y seguía los movimientos de los soldados con sus ojos cargados de mar. Todos los días llegaban desde el puerto autobuses que vomitaban gente nueva, dejaba entonces su parapeto y buscaba entre todas las piernas cansadas las de su madre. Cuando la entrada se volvía a quedar vacía, regresaba a su puesto de vigilia, sacaba el reloj que su padre le había escondido en el bolsillo y miraba la agujas sin entender su significado. “Cuando la aguja pequeña se una a la más grande, estaré contigo”, le había dicho antes de montar en la otra lancha. Era la de Abeb la misión más imposible de todas: llenar de esperanza aquella carretera vacía.
El tic-tac del cuco resuena en mi cabeza
despertar del sueño es dificultad extrema.
Cabañas deshabitadas, lagos desnudos
la carretera nevada y una misión incumplida,
culpa de un reloj atrasado
parado hace unos años ya
un día del mes de mayo
cuando me guardaron en este cajón
donde mi descanso es eterno.

Soñé con la carretera que llevaba a la casa de mis padres. Caminaba descalza como solía hacer de niña, en verano. El cielo era azul. Olía a las flores del jardín de mi madre. El trigo ondulaba sereno al sol y algunas nubes solitarias viajaban silenciosas como veleros blancos.

Sonó la alarma del reloj, y desperté llorando de felicidad en la oscuridad del cubículo. Un rumor leve de olas y el canto de los pájaros me acompañaron mientras me vestía. Abrí la mampara metálica de la ventana. Marte en todo su esplendor árido me envolvió en su luz rojiza. El polvo lo cubría todo. Las demás cúpulas de la primera aldea marciana ya empezaban a dar signos de vida. Los robots, bloques de metal apenas, caminaban lentamente entre los cultivos, protegidos por estructuras flexibles, pero resistentes a las inclemencias del tiempo. Escudriñaban cada plantita en busca de necesidades porque en Marte cada trozo de vida importa mucho.

Aquí el cielo es rojo, y nubes de color metálico amenazan cada dia el horizonte con el pavor de la tormenta. Mientras me tomo mi primer café de la mañana, genuinamente marciano pienso en que jamás volveré a la tierra. Tampoco es que quiera hacerlo. Ahora Marte es donde vivo. Al fin y al cabo, ese el el objetivo de esta misión: Crear un nuevo hogar lejos de casa.

LA MISIÓN DEL ESCRITOR.

Me levanto despertando en la llaga
de nuestras guerras.
Fui abandonando en carreteras sin esperanza,
de una vida almidonada en la carencia,
sin reloj que la divida,
sin tiempo que la construya.
Tras las cicatrices desplazadas de mi misión
doy las gracias a mis dedos penitentes:
infinitos constructores,
de manojos de historias errantes
que levantan tempestades,
que definen los espacios
inventando las verdades.


#RetoEscritura (2 Nov): Escribe en 5 palabras tu mayor historia de amor.

Texto con más “me gusta”: 

Sandra Molins Barceló Respira hondo y empuja ya.
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Ainnita Kirschlert La persona del espejo sonrió.
Marielena Fernandez Moreno, dulce y suave. Chocolate
Rose Dm Un beso en una gasolinera.
Alfredo Salvador Ayala Garza Dijiste: “seríamos una buena combinación”.
Kisco Copado Rodriguez Dormía con ella, soñaba contigo.
Carmen Martagón Enrique Me envuelves con tu espuma.